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Empleo joven en verano: lo que habilita la ley y los desafíos actuales

El receso escolar impulsa la búsqueda laboral de jóvenes de 16 y 17 años. La legislación nacional y provincial habilita el trabajo adolescente protegido, con condiciones estrictas, mientras crecen las prácticas formativas y se retrae la contratación formal.

Con el inicio del verano y el receso escolar, miles de adolescentes comienzan a buscar su primera experiencia laboral. Las motivaciones son diversas: generar ingresos propios, adquirir autonomía, sumar experiencia o aprovechar el tiempo libre. Sin embargo, el acceso al trabajo antes de la mayoría de edad está regulado por un marco legal preciso, que fija derechos, límites y responsabilidades tanto para empleadores como para las familias.

En la Argentina, la Ley N.º 26.390 prohíbe de manera absoluta el trabajo infantil —menores de 16 años— y habilita, como excepción, el trabajo adolescente protegido para jóvenes de 16 y 17 años, siempre que cuenten con autorización expresa de padres, madres o tutores. Esta figura no constituye un programa especial, sino una modalidad prevista dentro de la Ley de Contrato de Trabajo, vigente desde 2008.

San Juan: prácticas profesionalizantes y empleo protegido

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En el ámbito provincial, el trabajo adolescente convive con un fuerte impulso a las prácticas profesionalizantes, integradas a la currícula escolar. Hasta septiembre de este año, 1.090 alumnos realizaron 1.412 prácticas en 75 organismos públicos y 113 entidades privadas, y el número continúa en crecimiento hacia el cierre del ciclo lectivo.

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Un punto de inflexión fue la aprobación de la Resolución N.º 12.349-ME-2025, que amplió el marco normativo e incorporó a instituciones de Capacitación Laboral, Centros de Formación Profesional y Misiones Monotécnicas, tanto de gestión estatal como privada. El instrumento definió roles, responsabilidades y agilizó los trámites administrativos, que hoy pueden resolverse en plazos mucho más breves.

Actualmente existen 370 convenios firmados, que habilitan a más de 2.000 empresas y organismos a recibir estudiantes, mientras se mantienen encuentros con sectores productivos para ampliar las oportunidades disponibles.

Menos empresas y un contexto adverso

Distinto es el panorama del empleo formal adolescente. En San Juan, la cantidad de empresas que solicitaron permisos para contratar jóvenes de 16 y 17 años cayó cerca de un 50% respecto del año anterior. El contexto económico aparece como un factor determinante: la incorporación de personal menor de edad no suele ser una prioridad, salvo en períodos puntuales como vacaciones, eventos o actividades artísticas temporales.

El régimen legal establece una jornada reducida, de hasta 6 horas diarias y 36 semanales en zonas urbanas, prohíbe las horas extras, el trabajo nocturno y cualquier tarea penosa, peligrosa o insalubre. A su vez, garantiza igual salario por igual tarea, cobertura de ART, obra social, aportes previsionales y 15 días de vacaciones anuales, independientemente de la antigüedad.

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Qué buscar y cómo empezar

Desde el campo de los recursos humanos, se destaca que la inserción laboral temprana debe pensarse como un proceso gradual. En ese sentido, la licenciada en Recursos Humanos Guadalupe Femenía explicó que la ley establece una diferencia clara entre adolescentes y adultos, y que es clave comprender ese marco antes de buscar empleo.

“La ley te marca la diferencia entre cuándo podés trabajar siendo menor de edad y cuándo siendo mayor. A partir de los 16 años se puede trabajar, pero siempre con autorización de los padres”, señaló.

En relación con el último tramo del secundario, remarcó el valor de las experiencias formativas: “La pasantía en el último año es fundamental. Te abre un montón de puertas, te muestra el mundo laboral y te genera contactos que después pueden servir”. Según explicó, muchas empresas valoran especialmente a quienes pasaron por prácticas al momento de futuras contrataciones.

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Para quienes no acceden a pasantías y buscan un empleo de verano, Femenía subrayó la importancia de la preparación previa: “Lo primero es armar un currículum claro, ordenado, con una imagen profesional, incluso aunque no tengas experiencia”. También destacó el rol de las redes sociales y plataformas laborales, donde se publican búsquedas activas, además de avisos en internet, clasificados y consultoras de recursos humanos.

“Está bueno que los jóvenes empiecen a conocer LinkedIn, aunque sea de a poco, y también moverse por redes y contactos”, explicó.

Trabajos iniciales y aprendizaje

En los primeros empleos, la idoneidad técnica no suele ser un requisito central. “A los 16 años no sos un profesional. Por eso los trabajos suelen ser temporales o manuales: heladerías, cortar el pasto, atender un comercio, ayudar en una obra”, describió Femenía. En ese proceso, destacó la importancia de la disposición a aprender: “Aceptar que otros te van a tener que enseñar es una clave”.

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También señaló que, ante la falta de experiencia, las redes personales y comunitarias cumplen un rol central: docentes, actividades extracurriculares, vecinos o conocidos suelen ser el primer puente hacia una oportunidad laboral.

Además, mencionó el valor de los espacios de capacitación para jóvenes, como cursos de robótica, impresión 3D o gestión digital, que permiten adquirir habilidades y, en algunos casos, iniciar pequeños emprendimientos que pueden sostenerse durante el año.

Beneficios y desafíos del trabajo temprano

Diversos estudios sobre desarrollo juvenil muestran que las experiencias laborales durante la adolescencia no son homogéneas. En contextos cuidados, el trabajo puede fortalecer la autoeficacia, la autoestima y la responsabilidad, especialmente cuando ofrece oportunidades de aprendizaje y crecimiento. Al mismo tiempo, los desafíos y exigencias propias del ámbito laboral, cuando no son extremos, pueden contribuir a desarrollar resiliencia y herramientas útiles para la vida adulta.

El desafío sigue siendo el mismo: equilibrar oportunidades con protección, garantizar que el empleo no interfiera con la educación ni el bienestar, y sostener un marco legal que, aunque vigente, hoy enfrenta un escenario económico que limita su alcance real.

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