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Los restos hallados en el Mercedario son de Patty Altamirano

Desde la UFI Delitos Especiales confirmaron que las pruebas de ADN realizadas a los hermanos de Patty Altamirano arrojaron resultado positivo.

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Días atrás, sanjuan8.com dialogó en exclusiva con Corina, una de las hermanas de Patty, quien expresó que junto a su familia asumieron que "su cuerpo había quedado en la eternidad del Mercedario".

El final de Patty Altamirano, en un segundo

Las palabras de Corina, estremecen el alma de cualquiera. La sabiduría que le dio la soledad y la experiencia de tener contacto y vida con la montaña la hicieron entender que su hermana estaba donde ella siempre quiso estar. "Era muy joven, pero era muy vivaz, valiente". Por eso iba primera subiendo, porque quería llegar y de alguna manera, su alma quedó arriba durante mucho tiempo.

La travesía había sido iniciada tres días antes de la tragedia, en marzo de 1981 cuando Patty, que tan sólo tenía 20 años en ese momento, y su hermana Corina Altamirano emprendieron el arriesgado objetivo, junto a Sergio Bosini, su compañero de montaña. Ellos anhelaron escalar los 6.700 metros, hasta la cumbre del Cerro Mercedario.

El primer día estuvieron en el paraje Hornadillas, en el destacamento Álvarez Condarco de Gendarmería Nacional. Luego, hicieron pie un poco más arriba hasta alcanzar la zona de hielo, que era de 4.300 metros. "Fuimos con mucho riesgo hasta campamento base, al pie de la pared y el tercer día empezamos a subir. En ese momento las inclemencias del tiempo eran complicadas. No había nevado mucho ese año. Hacía calor y había hielo cristal. La piedra se deshacía y se necesitaba técnica . Nosotros tres íbamos así y habíamos hecho dos tercios de la pared sur; íbamos a dormir en un sitio de la morena para poner las bolsas de dormir. El 28 salíamos a la cumbre. Todo sucedió en cuestión de segundos. Fueron situaciones a las que te exponés. Mi hermana era intrépida, preparada, valiente y joven", su memoria está increíblemente intacta y con su relato preciso es difícil no emocionarse.

"Ella iba 10 metros delante nuestro. Si me preguntás cómo fue . Ella dobló hacia la izquierda para descargar su mochila. Pisó una placa de hielo. No lo sé, pero fue un segundo que ella desapareció de nuestra vida para siempre", a Corina se le estruja la voz cuando lo dice. Pasaron más de 40 años, pero le duele, aunque diga que ya no.

Era el viernes 27 de marzo cuando lo inesperado ocurrió. La joven resbaló y su cuerpo se perdió en la inmensidad de la alta montaña. Corina y Sergio bajaron para encontrarla, porque sabían que había caído y lo lograron. Su cuerpo estaba ahí, a miles de metros de altura. "Bajamos, encontramos el cuerpo boca abajo", relató, entonces.

No podían bajar con ella, así que decidieron continuar el descenso para pedir ayuda. Cuando llegaron y dieron aviso, otro calvario. La policía les secuestró las pertenencias y la cámara de fotos con la que habían fotografiado la escena. Nada de eso recuperaron, "el rollo desapareció", lamentó Corina.

Lo que sí importaba es que ellos sabían perfectamente el lugar donde estaba el cuerpo. El problema fue que esa noche del descenso "nevó como nunca" y su cuerpo quedó enterrado varios metros sobre el manto níveo. "El helicóptero que subió no pudo hacer nada. Decidimos esperar a que el tiempo pase y se produzcan los deshielos", contó. Es por eso que idearon un nuevo ascenso en diciembre. Ese mes, otra contingencia. Otra grieta se abrió y el cuerpo cayó a un precipicio dentro de la inmensidad de la montaña. Nada más se pudo hacer. Desde ese día comenzó el duelo. "Hicimos el duelo de saber que quedaba en la eternidad del Mercedario. Ahora, es como abrir una herida. Pero mis padres, de 71 y 89 años están contentos".