"
San Juan 8 > San Juan > Iglesia

La Iglesia advierte una caída sostenida de vocaciones, sobre todo femeninas

Monseñor Jorge Lozano advirtió una caída gradual en las vocaciones religiosas, especialmente entre las mujeres. En San Juan, el descenso es menor al promedio nacional, pero persiste una dificultad común: pensar la vida como un compromiso para siempre.

La Iglesia Católica atraviesa desde hace años una disminución sostenida en la cantidad de jóvenes que ingresan al seminario, una tendencia que se repite a nivel nacional y que también se observa en San Juan, aunque con menor intensidad.

Así lo señaló Monseñor Jorge Lozano, quien explicó que “a nivel general hay una caída gradual en la cantidad de jóvenes que ingresan al seminario”, aunque aclaró que en la provincia “esa caída no ha sido tan abrupta”.

Según detalló, en los últimos años la Iglesia local mantuvo un número relativamente estable de aspirantes al sacerdocio. “Nosotros hemos tenido, gracias a Dios, salvo en 2020, el año de la pandemia, todos los demás años siempre entre tres y cinco jóvenes que se plantean la posibilidad de la vocación sacerdotal y que ingresan al seminario”, afirmó.

Te puede interesar...

En el caso de las mujeres, la situación es más compleja. “Hay algunas chicas que descubren o perciben su vocación a la vida consagrada y se presentan en alguna congregación, pero en la vida femenina se nota todavía un poco más el declive en la cantidad de vocaciones”, sostuvo.

Un problema de largo plazo

Para Lozano, la explicación no pasa por factores demográficos ni por la caída en la tasa de natalidad, sino por una dificultad más profunda vinculada a los proyectos de vida. “Creo que tiene que ver con la dificultad que a veces tienen algunos jóvenes de pensar en un proyecto de vida para siempre”, explicó.

El obispo comparó esta realidad con lo que ocurre en el ámbito matrimonial. “Lo mismo pasa en el matrimonio: algunos forman pareja, se enamoran, pero les cuesta pensar en un proyecto de vida a largo plazo. Más bien dicen ‘quiero esperar’”, señaló. “Hay como una sensación o dificultad para poseer la vida y entregarla en un proyecto, y eso es algo complejo”, agregó.

Vocación y dudas

Esa misma lógica, explicó, impacta de lleno en quienes sienten un llamado religioso. “Para quien tiene una vocación a la vida sacerdotal o a la vida religiosa, piensan mucho si les va a dar el cuero o si su vocación es realmente este camino”, indicó.

En ese contexto, Lozano descartó que la baja de vocaciones esté directamente relacionada con la imposibilidad de formar una familia propia dentro del sacerdocio.

‍‍‍Celibato y familia: un debate recurrente

Consultado sobre si permitir el matrimonio podría revertir la situación, el prelado fue claro: “Por los estudios que hacemos, no depende tanto de si se puede o no formar familia”.

Como ejemplo, mencionó otras experiencias religiosas. “Dentro de la misma Iglesia Católica, en el rito oriental sí pueden formar familia y, sin embargo, eso no hace que tengan mayor cantidad de vocaciones”, explicó. Lo mismo ocurre, señaló, “en la Iglesia Anglicana, donde pueden formar familia y no es que tengan más vocaciones, más bien al contrario”.

Si bien no descartó cambios a futuro —“no sé si en algún momento se implementará el celibato optativo”—, Lozano insistió en que el núcleo del problema es otro. “No está tan vinculado al poder o no poder casarse, sino a esto de asumir un proyecto de vida que sea totalizante”, concluyó.