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El mensaje de la Iglesia a los políticos en la Misa de Navidad

Este domingo, el arzobispo realizó su tradicional predicación con la participación de autoridades del gobierno provincial.

Visitación de la Virgen María a su prima Isabel

“María se levantó y fue sin demora”

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"El Evangelio que acabamos de proclamar nos destaca estas dos acciones que realiza la Virgen: levantarse y partir. Ambas podemos aplicarlas a nuestra vida.

Levantarnos para no quedar aplastados por los problemas, enredados en la maraña de sin sentidos. Levantarnos para no quedar atrapados en la autocompasión individualista o la nostalgia dulzona y amarga a la vez. Estar de pie es asumir que no estamos vencidos o de brazos cruzados. Es la actitud de quien quiere comprometerse en la búsqueda de algo nuevo.

Después, el siguiente paso es mirar en torno y ver dónde hago falta, quién me está necesitando más. En María era su prima. Emprende una salida misionera y de servicio a quien necesita. Fue a las montañas de Judá. Cerca de 150 km, que implican de 4 a 5 días de camino a pie. Va apuradita para servir. No implica una salida espasmódica a modo voluntarista de quien dice “algo hay que hacer” como para tranquilizar la conciencia. María discierne dónde hace falta su presencia, y allá va.

Muchos de ustedes tienen la hermosa vocación política, de servicio al bien común.

A la luz de esta escena les invito a preguntarse cada uno, ¿de qué me tengo que desatar para ponerme en pie? ¿Qué cosas me oprimen y me entristecen llevándome a lamer la herida de la autocompasión? ¿Hacia dónde tengo que ir a servir? ¿Quiénes están esperando mi presencia y trabajo?

La segunda enseñanza es sobre la alegría. En los pocos renglones que hemos leído la palabra alegría aparece 3 veces, aplicada a Isabel, Juan Bautista, la Virgen María. Y Jesús en el vientre es quien causa la alegría.

No es la alegría del cinismo, del bufón de la corte, la carcajada indolente ante quienes lloran.

Es la alegría de quienes tienen el corazón puro. De quienes reconocen la cercanía del amor de Dios que no abandona a los humildes.

El papa Benedicto XVI nos enseñaba que “la alegría es un don inefable que el mundo no puede dar, Se pueden organizar fiestas, pero no la alegría” (VD 123). Sólo se puede ofrecer como un don del Espíritu Santo.

¿Qué reconoce Isabel movida por el Espíritu Santo? “Bendita entre las mujeres. Feliz de ti por haber creído”. (También a los pies de la cruz)

Lo que había quedado en la intimidad del hogar en Nazaret en la Anunciación, ahora en la montaña toma estado público en quienes rodean la escena y en quienes recibimos el canto del Magníficat.

Se quedó unos meses, hasta el parto de Isabel. No fue visita ocasional.

Nuestra vocación cristiana es llevar a Jesús y suscitar alegría por reconocerlo.

Hace falta salir de uno mismo.

Poner atención en quien nos necesita. Periferias geográficas (los más distantes) y existenciales (adictos, enfermos, presos, pobres…)

Acoger la Navidad, la Buena Noticia de Dios con nosotros. Levantarse, salir y agacharnos ante los débiles. Que al abrazar al Niño Dios en el pesebre seamos capaces de dejarnos conmover ante toda fragilidad".

+ P Jorge Eduardo Lozano

Arzobispo San Juan de Cuyo

Predicación en la Misa de Navidad solicitada por el Gobierno de la Provincia de San Juan y la Municipalidad de la Capital, en la Catedral San Juan Bautista