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En las aulas y más allá: la mirada de docentes sobre su rol y profesión

En el Día del Maestro, docentes de distintos niveles de San Juan reflexionan sobre su labor, los desafíos actuales y el impacto de la tecnología en la enseñanza.

En el marco del Día del Maestro, que se celebra este 11 de septiembre en Argentina, docentes de distintos niveles de San Juan comparten sus experiencias, desafíos y satisfacciones en las aulas. Este artículo busca reflejar la vocación, el compromiso y la labor cotidiana de quienes, no solo educan, sino que también afrontan otros roles.

A través de testimonios de maestros de nivel inicial, primario, secundario y de educación especial, se ponen de relieve los vínculos con los alumnos, la importancia del acompañamiento familiar, los retos de la tecnología y la inclusión, así como los logros que transforman el aprendizaje en cada etapa. La intención es ofrecer una mirada informativa, basada en la voz de los protagonistas, que muestre tanto las dificultades como las gratificaciones de ejercer la docencia en la actualidad.

Nivel inicial: el amor como base del aprendizaje

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Julieta, docente de nivel inicial, definió su tarea como “un acto de paciencia y de amor”. Destacó que, en la primera etapa escolar, la presencia de la familia es clave: “Los niños necesitan contención, rutinas claras y un acompañamiento cercano”.

Aunque reconoció que la realidad social a veces limita ese acompañamiento, valoró el esfuerzo de las familias que buscan estar presentes y el desafío de los docentes para suplir esas ausencias. “No se trata solo de enseñar contenidos, sino de dar confianza y seguridad en cada pequeño paso”, explicó.

Con entusiasmo, Julieta recalcó que el jardín es un espacio donde se siembra curiosidad y alegría: “Lo más lindo es ver cómo los chicos descubren el mundo con asombro. Eso es impagable”.

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Nivel primario: enseñar con humanidad

Florencia, maestra de primaria, definió su profesión como “un acto de amor y de humanidad completa”. Para ella, enseñar no se limita a los contenidos: “Se trata de acompañar a los chicos en el descubrimiento, en sus primeras certezas y dudas”.

Reconoció que cada aula es un reto distinto, donde confluyen las realidades familiares, sociales y emocionales de los niños. “No alcanza con dar una clase: hay que estar atentos a lo que sienten y necesitan”, señaló.

Con optimismo, resaltó que ser maestra de primaria también significa sembrar confianza en el futuro: “Cuando un alumno sonríe porque entendió algo que le costaba, ahí siento que todo vale la pena. Son esas pequeñas victorias las que nos hacen seguir adelante”.

Recordó emocionada la primera vez que escuchó leer a un alumno que hasta entonces solo copiaba. Para ella, “ese triunfo no se mide en notas, sino en autoestima, en esfuerzo y en amor”.

En cuanto a los desafíos actuales, fue clara: la tecnología es a la vez una puerta y un obstáculo. Relató que en su escuela trabajaron proyectos de prevención sobre grooming, lo que describió como “un acto de cuidado que alcanzó no solo a los chicos, sino también a las familias”.

Sobre la tecnología, señaló su potencial creativo y crítico: “El reto está en enseñarle a los chicos que la tecnología no es solo para entretenerse, sino que se puede usar de forma creativa y crítica”.

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Los propios alumnos dieron charlas a otros chicos sobre grooming.

Los propios alumnos dieron charlas a otros chicos sobre grooming.

Nivel secundario: hábitos, concentración y redes

Vanesa, profesora de secundaria, recordó que desde niña jugaba a enseñar y que ese impulso la llevó a elegir la docencia. Hoy, ya en las aulas, se enfrenta a lo que define como un escenario complejo: “Los chicos llegan muy carentes de contenido, algunos no leen ni escriben bien. Sin una familia presente que impulse y realice el seguimiento, es muy difícil el aprendizaje”.

Con tono crítico, describió el impacto del uso excesivo de pantallas: “Las nuevas generaciones vienen con una corteza prefrontal más limitada; les cuesta concentrarse, no interpretan consignas, leen mal”. También señaló que el bullying en redes está en aumento y afecta de lleno a los adolescentes: “Algunos se ocultan detrás de una pantalla para agredir y otros padecen la burla”.

De todas formas, reconoció que la tecnología puede ser una aliada en el aula: “Una tecnología bien usada es fundamental, nos abre la cabeza y nos aporta herramientas”.

Aun con estas dificultades, Vanessa remarcó que la docencia tiene una recompensa única: “Lo más emocionante es encontrarme con exalumnos que me dicen: ‘Profe, estudié tal carrera porque me encantaban sus clases’”. También valoró los momentos de confianza con los estudiantes, como cuando una alumna se animó a contarle una situación de maltrato: “Ahí entendés que tu rol no es solo académico, sino también humano y de acompañamiento”.

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Docencia en integración: el rol de las DAI

Candelaria, psicopedagoga y maestra DAI, contó que su primer trabajo fue acompañar a una alumna con síndrome de Down en primaria: “Ese trabajo me encantó, me hizo enamorarme de la labor de DAI. Sentí que era importantísimo, vi la necesidad que hay y el esfuerzo que se requiere”.

Explicó que en muchos casos debe planificar contenidos adaptados, con más horas de trabajo fuera del aula: “Llegaba a mi casa y seguía planificando ajustes y recortes. Era un esfuerzo extra, pero valía la pena”.

Las gratificaciones, asegura, superan las dificultades. “Un día esa nena que no hablaba me saludó diciéndome ‘Cande’ y me dio un abrazo. Ese avance fue increíble”. También recordó con emoción cuando otra alumna expresó que quería ser como ella al crecer.

Con una mirada positiva, valoró que los niños siempre responden al acompañamiento docente: “Los chicos son esponjas: absorben lo que ven, lo que escuchan, lo que sienten. Saber que sos un referente para ellos es lo más gratificante de la docencia”.

El valor de la vocación docente

Silvia Fuentes, ministra de Educación y principalmente maestra, recordó que la docencia va mucho más allá de transmitir contenidos: “Hoy solo tengo palabras de agradecimiento. Agradecimiento a esta profesión docente que me ha dado tantas satisfacciones. Y agradecimiento a todos los docentes de nuestra provincia porque no hay uno solo que no se esfuerce por hacer el trabajo que le toca y más”.

Resaltó la dedicación y el compromiso de los docentes en cada aula y destacó que enseñar es dejar huella: “Ser maestro, en definitiva, es eso: dejar huella, sembrar para el futuro e iluminar la mente y el corazón de nuestros alumnos”. Su reflexión conecta con los testimonios previos, mostrando que la vocación, la paciencia y el acompañamiento son los pilares que sostienen la enseñanza en todos los niveles.

Reconocer y valorar la vocación docente: desafíos y logros que marcan la diferencia

La docencia, más allá de los desafíos diarios y de las condiciones sociales y tecnológicas actuales, sigue siendo un pilar fundamental para la construcción del futuro. Esta nota busca visibilizar la dedicación, la creatividad y el compromiso de quienes enseñan, resaltando que cada logro en el aula es resultado de esfuerzo, vocación y acompañamiento constante.

Sin desconocer las dificultades, los testimonios muestran que la profesión ofrece gratificaciones únicas y la posibilidad de dejar huella en la vida de cada estudiante. Reconocer, valorar y fortalecer el rol de los docentes es, hoy más que nunca, una responsabilidad compartida, que permite seguir construyendo un sistema educativo más humano, inclusivo y eficaz.

Por Gabriel Rotter.