Pese a la baja, el 911 mantiene un número crítico de llamadas malintencionadas
Aunque disminuyeron, las llamadas falsas aún representan hasta el 22% del total diario en el 911. El sistema sostiene más de 500 cámaras, 50 dispositivos duales y casi 2.000 llamados por día los fines de semana.
El Centro Integral de Seguridad y Emergencias 911 atraviesa un problema que, pese a los avances, continúa afectando su funcionamiento: las llamadas falsas. Según datos oficiales, entre el 20% y el 22% de las comunicaciones diarias siguen siendo bromas, una cifra que preocupa por el impacto directo en la atención de emergencias reales.
Desde la conducción del sistema explican que, aunque antes la situación era un “problemón”, la reducción alcanzada no resulta suficiente. Cada llamada ficticia desvía personal, tiempo y recursos de intervenciones urgentes vinculadas a robos, violencia, accidentes viales o hechos críticos que requieren respuesta inmediata.
En días de semana, el 911 recibe en promedio 718 llamados. Sin embargo, durante los fines de semana la actividad se multiplica y alcanza entre 1.900 y 2.000 comunicaciones por jornada. Diciembre, por el movimiento de fin de año, mantiene esos niveles elevados sin descanso.
El sistema forma parte central de la política de seguridad provincial. Además de responder emergencias, opera más de 500 cámaras distribuidas en puntos clave del Gran San Juan, que funcionan como apoyo para esclarecer delitos, accidentes y situaciones en las que se requiere identidad o rastreo de vehículos. Desde el CISEM remarcan que la capacidad del sistema mejora “mientras más cámaras haya”, ya que permiten una detección más rápida y pruebas más sólidas.
La estructura del centro funciona con cinco guardias y un promedio de 31 personas por turno, distribuidas en monitoreo de cámaras, seguimiento de dispositivos duales y atención de llamadas. Solo el sector telefónico opera con alrededor de diez operadores más un gabinete psicológico que interviene en situaciones sensibles.
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El monitoreo de dispositivos duales —pulseras y tobilleras electrónicas— es un componente crítico. Se utilizan principalmente en casos de violencia de género y permiten advertir en tiempo real cuando un agresor invade una zona restringida. Al recibir la alerta, los operadores notifican al involucrado y, si no se retira, se activa una intervención policial. Actualmente funcionan cerca de 50 dispositivos en la provincia.
El CISEM trabaja de manera coordinada con la Policía de San Juan, Bomberos, Salud Pública y Protección Civil para una respuesta integral. Pero pese a la tecnología y la coordinación, el problema cultural de las llamadas en broma continúa siendo el mayor obstáculo: una distracción que compromete recursos y puede poner en riesgo vidas.