Con la mano en el corazón, estamos a punto que nuestro paladín de la política el Capitán (RE) Beto haga efectivo la entrega del bastón de mando al que fue en algún momento su jefe de campaña. Hemos pasado tantos momentos inolvidables que cada vez somos más los que no queremos que acabe nunca esta campaña electoral. Tuvo la virtud de mantenernos siempre entretenidos, fue como estar todo el tiempo adentro de la caja boba. Perdón a las nuevas generaciones me estoy refiriendo al televisor, el escenario de todas las batallas.
En principio esperamos que el próximo fin de semana largo de noviembre no nos tape más el bosque de lo que está. Pero como diría el gran Alberto Castillo que siga, siga el baile, al compás del tamboril.
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Sin ser hipócrita sabemos que hay un sector importante de la sociedad argentina que después de la elección pasada no sabe cómo reaccionar. Si con amor u odio, con adhesión o rechazo, con lo cual se entiende la baja tolerancia para el humor. Aunque no está demás decir que es la única manera de digerir esta realidad.
Los amigos radicales siempre son una fuente inagotable a la hora de ponerse a interpretarla. Ganando o perdiendo lo mismo da. Solo hay que distinguir a los que tienen vocación de poder de los que están atrás de un conchabo. Al respecto parafraseando a otro grande el politólogo Andrés Malamud “el radicalismo es un submarino que puede flotar pero que está diseñado para hundirse”. A lo mejor a esto apunta la posición con vistas al balotaje de ser una oposición neutral o simplemente tomarla como una nueva pieza de la picaresca criolla.
Otro tanto lo aportó Javier Milei que arrancó con motosierra en mano, una candorosa imagen que sedujo a variados inocentes, toda una metáfora política. Pensar que solo con efectividad se podía vencer a un peronismo unido por más debilitado que esté, solo puede justificarse semejante yerro a la condición de novato por parte del candidato.
Que podemos decir del Tigre que no se haya dicho hasta el momento. A diferencia de su antiguo jefe, poseedor de amplios recursos para la sarasa, este es un caso más sofisticado. Un doble de riesgo que no mide consecuencias. Adrenalina en máxima pureza, aunque el país se quede sin nafta por unos días. El peronismo cree haber encontrado a su nuevo líder después de una década de experiencias fallidas. Los únicos expectantes son los sanjuaninos del palo que imploran que no sea solo zanahoria lo que le prometió al crédito local.
La sociedad está encerrada en la opción entre Massa o Milei. Ya no hay tiempos para la autocrítica que quiere instalar cierta dirigencia de JxC con respecto al pasado de su gestión. Quedó atrapada en él, mientras Massa se apropiaba del futuro logrando tapar el presente. Lo que falló fue la estrategia. Les faltó plasticidad política que si le sobra a Massa.
Un caso testigo fue una interna larga que los terminó devorando. A contrasentido de lo que sostenía uno de sus referentes más lúcidos, los dirigentes de Juntos por el Cambio se doblaron demasiado y terminaron rompiendo todo.
Tal vez esta coalición política no vuelva a ser nunca más lo que fue, o al menos, tal como fue. Pero los legisladores y los gobernadores deberán conservar la unidad, a pesar de las disidencias que mantienen de hace tiempo o las recientes por el acuerdo con Milei.
Sobre todo, ante un eventual gobierno de Massa para que no se quede con todo el poder institucional.
No solo se trata de ganar una elección, es lo que viene después. A partir del 10 de diciembre hay que administrar escasez. Sin financiamiento, con deudas, atraso de las tarifas públicas, sin reservas, posibilidades de devaluación, no habrá más remedio que realizar ajustes.
No está mal que tratemos de desentrañar las causas de los resultados electorales, sobre todo el de las generales. Lo cierto es que llegamos a un balotaje para dirimir que tipo de populismo compramos para los próximos cuatro años o quien te dice más. Es decir, urna igual a futuro.
La única verdad es la realidad y la verdad es que a la Argentina la hicieron mierda. Una economía en caída libre, una sociedad marcada por la pobreza, la cultura degradada, todo indica que cualquiera sea el resultado estamos frente a un punto de inflexión. Con lo cual no es lo mismo intentar estar mejor que seguir empeorándola.
La decisión que al final se tome sea por Massa, Milei, la variante del voto en blanco tiene consecuencias concretas. Está en nosotros saber identificarlas. No hay garantías de lograrlo, pero si la decisión de poder evitar el peor populismo. Todas las incógnitas seguirán elevándose hasta la próxima cita electoral en la querida Argentina. Un laboratorio a cielo abierto.