Julieta Prandi, ingresó al recinto después de la lectura y se desplomó. Tuvo que ser sostenida por quienes la acompañaban, sin poder dejar de llorar. Minutos después, el público fue desalojado del lugar por orden del tribunal.
Minutos después de la lectura del veredicto, personal del SAME ingresó a la sala para asistir a Julieta Prandi, quien se descompensó visiblemente. Sus allegados salieron a pedir algo dulce, ante la sospecha de que tuviera la presión baja. La escena fue conmocionante.
Los hechos relatados
Según el relato de Prandi en el juicio, los ataques sexuales comenzaron en 2015, poco después del nacimiento de su segundo hijo, Rocco. Asegura que fue sometida sexualmente, aislada de su entorno, humillada y despojada de sus recursos económicos. En su declaración judicial, afirmó: “Yo era su esposa y lo tenía que hacer. Mientras dormía me agarraba del cuello, se ponía por detrás, abusaba de mí y cuando acababa, salía y lo hacía sobre mi cuerpo. Cada vez que lo recuerdo me dan ganas de vomitar. No fui violada una vez, sino infinidad de veces”.
Contardi, por su parte, negó todos los cargos. Afirmó que siempre existió consentimiento en la relación y que es víctima de una campaña mediática. “Yo estaba enamorado, me casé enamorado y tuve dos hijos con ella, enamorado. Nunca abusé de ella sin su consentimiento. Durante todo este proceso, que lleva mucho desgaste, fuimos, con mi familia, amedrentados por Prandi a través de los medios de comunicación. Siempre me puse a derecho. Soy inocente”, sostuvo.
El fiscal Christian Fabio había solicitado una pena de 20 años de prisión. En su alegato, había valorado como agravantes la duración en el tiempo de los abusos y el daño psicofísico que, según afirmó, persiste en la actualidad e impacta también en los hijos de la pareja. Además, había mencionado que Contardi se negó a realizar una pericia psicológica. “Abusó sexualmente en reiteradas oportunidades de ella, ejerciendo amenazas, violencia física, tomándola del cabello, del cuello por atrás accediéndole carnalmente mientras ella se negaba. Ejerció violencia psicológica diciendo que era su mujer y que era su obligación mantener relaciones sexuales”, había argumentado el representante del Ministerio Público Fiscal bonaerense.
La querella, representada por el abogado Javier Baños, había coincidido con los argumentos del Ministerio Público pero había reclamado una pena ejemplar: 50 años de prisión. Había justificado el pedido en la “magnitud del injusto, el daño lacerante producido y la perversidad brutal del imputado”.