Actualmente, el 67% de las prendas que se consumen en Argentina tienen origen importado, frente al 33% nacional. En los shoppings, el fenómeno es aún más marcado: el 75% de la ropa comercializada proviene del exterior. “Esto refleja no solo una presión externa creciente sobre la industria, sino también un debilitamiento estructural de todo el entramado productivo”, advirtió ProTejer.
Entre las causas que explican esta situación se destacan la eliminación de los valores criterio en Aduana, la flexibilización de controles, la apreciación del peso, la baja de aranceles y los excedentes globales de producción. En este contexto, los precios de importación bajaron considerablemente. Por ejemplo, los tejidos de punto ingresaron al país durante el primer trimestre de 2025 a un precio FOB promedio un 45% menor al registrado entre 2015 y 2024.
A pesar de que las cantidades importadas se duplicaron, los valores en dólares no crecieron en la misma proporción, lo que genera sospechas de subfacturación. Desde ProTejer señalaron que “la eliminación de los valores criterio y el relajamiento del control aduanero podrían estar incentivando prácticas irregulares”.
Además, los aranceles se redujeron significativamente: del 35% al 20% en indumentaria y calzado; del 26% al 18% en tejidos; y del 18% a entre el 12% y 16% en hilados. Esta liberalización comercial, combinada con una baja protección al mercado interno, incrementa la dependencia de insumos y productos del exterior y pone en riesgo los avances tecnológicos alcanzados por la industria textil nacional.