Además, la IA permite crear perfiles falsos, difundir información falsa y producir memes o stickers humillantes, que circulan por redes sociales y aplicaciones de mensajería como WhatsApp, Telegram o Discord, dejando una huella digital que afecta a las víctimas en el presente y en el futuro.
Impacto emocional y psicológico
Mariana Savid, psicopedagoga especializada en cultura digital, advierte que estas prácticas pueden despojar a los menores de su sentido de seguridad y pertenencia. “Sin habilidades socioemocionales, las víctimas pueden cerrarse, aislarse y desarrollar ansiedad, estrés, síndrome postraumático o depresión, e incluso autolesionarse o contemplar el suicidio”, señala. Alicia Hermoso, pedagoga y doctoranda en Educación, añade que la exposición a contenido sexual manipulado provoca ira, tristeza y una profunda sensación de culpa y vergüenza, afectando la percepción de la realidad de los afectados.
El impacto se intensifica por la magnitud de la difusión: no es solo el acoso en el patio del colegio, sino en redes y plataformas con miles de espectadores, lo que multiplica la ansiedad y la humillación, según Esther Calvete, catedrática de Psicología en la Universidad de Deusto.
No se trata de prohibir, sino de educar
Expertos coinciden en que prohibir la IA no es la solución. “Cada día surgen nuevas aplicaciones y los menores pueden acceder a ellas sin que lo sepamos. La educación tecnológica y sexoafectiva es clave para prevenir daños”, explica Cuesta.
Savid destaca la importancia de un trabajo conjunto entre familias y escuelas: crear espacios seguros para los menores, enseñar un uso responsable de la tecnología y reforzar habilidades socioemocionales como la empatía y la comunicación asertiva. Las actividades fuera de internet, los juegos cooperativos y las conversaciones significativas son herramientas fundamentales para fortalecer los vínculos humanos y prevenir el aislamiento.
Recomendaciones para escuelas y familias
Según la Comisión Europea y la UNESCO, las acciones preventivas incluyen:
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Fomentar una actitud crítica ante información falsa o incompleta generada por IA.
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Informar sobre las consecuencias legales y civiles de crear contenidos de acoso o pornografía no consentida.
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Conocer y mitigar el impacto de los sesgos algorítmicos en la toma de decisiones.
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Asegurar un acceso equitativo a la tecnología y reducir la brecha digital.
La alerta es clara: la inteligencia artificial, sin supervisión y educación, puede amplificar el daño emocional en entornos digitales. Educar, acompañar y promover el pensamiento crítico es hoy el mejor antídoto frente al ciberacoso entre menores.