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Un varón entre 27 mujeres: la realidad que revela la natación del adulto mayor

Adrián Oliva, guardavidas y profesor de natación para adultos mayores en Rivadavia, trabaja con grupos donde el 97% son mujeres. Mientras ellas vencen miedos y conquistan nuevos desafíos, él reconoce que a los hombres todavía les resulta difícil integrarse y romper esquemas.

Soy Adrián Oliva, profe de adultos mayores, de natación”, comienza diciendo con naturalidad. Pero detrás de esa presentación se esconde un trabajo profundo: acompañar a personas mayores a reencontrarse con el agua, superar temores y animarse a vivir experiencias nuevas.

La actividad especial realizada en el dique Punta Negra fue respuesta a un deseo largamente postergado por su grupo. “Me lo vienen pidiendo hace mucho”, cuenta. Su rol como guardavidas y trabajador de seguridad náutica en el lugar terminó siendo clave: “Este es mi ámbito, y quería que vivencien aunque sea un poquito de lo que yo vivo hace muchos años”.

Aunque la propuesta les parecía “medio loca” por los protocolos y exigencias del nado en aguas abiertas, se animaron. “Hoy se nos dio el día y la pasaron fantástico. Colmó y superó ampliamente nuestras expectativas”, afirma orgulloso.

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Oliva destaca que no fue solo un desafío deportivo, sino emocional y social: “Fue un trabajo no solamente del adulto, sino también de la familia. Vinieron nietos, hijos, primos, amigos. De eso se trataba más que nada la actividad”.

Un grupo que transformó su relación con el agua. El programa, dependiente del área de Deportes de la Municipalidad de Rivadavia, permite que las participantes accedan gratuitamente a las clases.

A las chicas no se les cobra ningún canon, el municipio arregla con la pileta, y a mí me contrata la Municipalidad”, explica.

El avance logrado lo emociona cada día. “Cuando empezamos, ni siquiera metían la cabeza abajo del agua. Teníamos ese nivel”, recuerda.

Hoy la realidad es diferente: “Ya nadan, y lo más importante es que perdieron el miedo. Eso es lo que más me sorprende”.

Pero lo que más lo impacta es la edad en la que muchas se animan a empezar. “Hay gente que recién ha entrado a los 82 años, y a los 81 han empezado a nadar. Es una prueba de que nunca es tarde para nada”, afirma.

Vivenciar el agua en un escenario como Punta Negra fue, para él, impagable: “Eso es lo mejor de este evento”.

Embed - Nunca es tarde: mujeres increíbles hacen historia en Punta Negra

Ellas se animan; ellos no

Cuando se habla de participación, la diferencia es marcada. “En los grupos que tengo, el 97% son mujeres y muy pocos varones”, señala.

La proporción es contundente: “Son grupos de 25 o 27, y un solo varón”.

Para Oliva, la explicación tiene que ver con barreras culturales más que con capacidades físicas.“Les cuesta mucho más integrarse al hombre que a la mujer. Ellas son más compinche para hacer este tipo de eventos”.

Y deja una reflexión clave sobre lo que se pierden:“El hombre todavía no rompe ese esquema de poder, a cierta edad, venir a hacer esto. En realidad se lo pierden, porque esto es un disfrute”.

En cambio, las mujeres avanzan con decisión. “Tengo 27 mujeres que nadan, por lo menos flotan. Las mujeres recién se están soltando”, dice, orgulloso del camino que recorren.

En el último programa del ciclo 2025 de Mujeres de Impacto, Adrián Oliva se convirtió en el primer hombre entrevistado. Su trabajo lo justifica: cada día desafía estereotipos, acompaña procesos y demuestra que la valentía no tiene edad… pero que, por ahora, es una cualidad que abrazan más las mujeres que los hombres.