Sin embargo, a pesar de que la actividad sexual puede ser variable, la abstinencia o no empleo de los genitales en la actividad sexual, puede revelar debilidades de la personalidad, ya que, el ayuno sexual puede aumentar por ejemplo, el riesgo de depresión y empeorar la autoestima.
De todas formas, si la abstinencia se produce motu proprio, por viudez, enfermedad o elección personal, y no por cualquier otro motivo (miedo, inseguridad...), no provoca ninguna consecuencia negativa.
Tanto las mujeres como los hombres, tras períodos de tiempo largos sin practicar sexo, tienden a dudar de su “eficacia sexual” y pueden sentir miedo de cara a la penetración tras el periodo de abstinencia. Sin embargo, se trata de una batalla meramente psicológica que con caricias, masajes y besos puede resolverse de cara a no tener dificultades para lubricar ni a sentir dolor durante el acto sexual.