Pese a esa advertencia, en 2022 un turista brasileño murió cuando una roca se desprendió y lo golpeó en la cabeza durante una excursión no autorizada. La víctima fue Dennis Marin, de 37 años. Marin encabezó una hilera de personas que, sin guía, transitó por el interior de la joya natural.
Según habían previsto especialistas, las formaciones rocosas eran vulnerables a la erosión y otros factores ambientales que, con el tiempo, podrían haber debilitado su estabilidad.
Para llegar hasta ese lugar, se podía seguir la senda Cañadón de la Oveja, que es de 9,09 km de distancia y tiene un desnivel positivo de 731 metros. La ruta es moderada y se podía hacer de ida, con una duración de unas 3 horas y 43 minutos.
La pérdida del simbólico lugar marcó un fin para muchos que consideraban la cueva un lugar especial de interacción con la naturaleza. Aunque el derrumbe generó conmoción, también resaltó la importancia de las advertencias previas sobre la inestabilidad de la estructura.
Medios locales aseguraron que el colapso dejó “un vacío patrimonial natural” en la provincia más austral del país. “Es una pérdida irreparable. La cueva era un símbolo de nuestra identidad local y de la interacción respetuosa con la naturaleza”, expresaron lugareños ante la prensa.
FUENTE: TN