Estrés y ansiedad. Según la doctora Fraile, los pensamientos ansiosos pueden mantener el cerebro en estado de alerta mientras los músculos intentan relajarse, provocando estos movimientos.
Estimulantes como cafeína y nicotina. Estas sustancias alteran el ciclo natural del sueño, dificultando que el cerebro alcance un estado profundo de descanso.
Ejercicio tardío. Hacer actividad física cerca de la hora de acostarse puede impedir que el cuerpo reduzca su ritmo adecuadamente.
Privación de sueño. La falta de descanso reparador está directamente relacionada con el aumento de sacudidas hipnagógicas.
Un legado evolutivo
Un aspecto curioso destacado por la doctora Fraile es que estas sacudidas podrían tener raíces evolutivas. “Investigaciones recientes sugieren que estos movimientos eran útiles para los primates, ayudándolos a reajustar su postura antes de dormirse en los árboles”, comenta la especialista.
Aunque las sacudidas hipnagógicas no requieren tratamiento, ciertos cambios en el estilo de vida pueden ayudar a reducir su aparición:
- Evitar estimulantes como cafeína y alcohol por la tarde.
- Establecer una rutina relajante antes de dormir.
- Realizar ejercicios de respiración para calmar la mente y el cuerpo.
- Programar el ejercicio físico para la mañana o el mediodía.
“La clave está en cuidar los hábitos de sueño. Aunque estos movimientos son normales, un buen descanso puede minimizar su frecuencia y mejorar la calidad del sueño”, concluye la doctora Fraile.
Las sacudidas hipnagógicas, experimentadas por la mayoría de las personas en algún momento de su vida, nos recuerdan que el sueño es un estado complejo y lleno de misterios. Entender su origen y aprender a manejarlas pueden ser los primeros pasos hacia noches más tranquilas y reparadoras.
FUENTE: TN