Esta obsesión por no perderse algo se ha convertido en estar constantemente conectados por conseguir una falsa sensación de pertenencia y de amor por de los seguidores, que suelen ser percibidos como amigos. En estos casos, las personas que sufren esta patología ponen su salud mental al servicio de un algoritmo que, si muestra su contenido y provoca que haya mucha interacción, provoca una sensación de felicidad momentánea; pero, si de lo contrario no lo hace, puede llegar a sumirlos en una ansiedad y angustia terrible que produce una sensación de "no me quieren, no soy suficiente..."
Impacto de las Redes Sociales en el FOMO
Las redes sociales, si bien han revolucionado la forma en que nos comunicamos y compartimos información, también han contribuido en gran medida al aumento del FOMO. La constante exposición de las vidas, aparentemente perfectas, de los demás puede llevar a una comparación constante y a sentir que nuestra propia vida no está a la altura. Los filtros selectivos y la edición cuidadosa de contenido en las redes sociales a menudo pintan una imagen distorsionada de la realidad, exacerbando así los sentimientos de insatisfacción y ansiedad.
En estos casos, aunque cualquier persona puede sufrir esta patología, lo cierto es que hay perfiles de personas que son más vulnerables a padecerla. Por un lado, aquellas personas que tienen una autoestima baja y que en algunas ocasiones se sienten solas. En este caso, el entorno de las redes sociales les aporta un sentimiento de pertenencia a un grupo, un cariño virtual que les hace sentir más seguros de sí mismos publicación tras publicación y que se ve potenciado por los comentarios y me gustas. Por las interacciones en general que reciben de sus seguidores, que les aportan esa falsa sensación de cercanía con sus mensajes y una impresión, equivocada, de "amistad".
Y, por otro lado, se encuentra a un colectivo que empieza a preocupar más: las nuevas generaciones de jóvenes, que no necesariamente tienen una autoestima baja, pero sí dedican gran parte de su tiempo al entorno digital. El FOMO en gente joven puede desencadenar sentimientos de ansiedad, inseguridades o presión social; además de depresión, en algunos casos, y una sensación de desconexión emocional debido a la falta de interacción real y significativa con los demás.
Consecuencias del FOMO
Los efectos del FOMO pueden ser profundos y abrumadores. Desde un aumento en los niveles de estrés y ansiedad hasta una disminución en la autoestima y la satisfacción personal. El impacto negativo del FOMO puede afectar todos los aspectos de la vida de una persona. Además, puede llevar a comportamientos compulsivos, como el exceso de uso de redes sociales, la búsqueda constante de validación externa y la incapacidad para desconectar.
El FOMO es un fenómeno que afecta a muchos jóvenes en la actualidad. El excesivo uso de redes sociales y la comparación constante con los demás puede llevar a una insatisfacción crónica. Además, puede interferir en las relaciones interpersonales y en el rendimiento académico. Es importante que los jóvenes aprendan a manejar el FOMO, estableciendo límites en el uso de las redes sociales y enfocándose en sus propias metas y logros.
El experto en redes sociales y Marketing Online de la Universidad Internacional de La Rioja, Fernando Checa, recomienda marcarse unos tiempos de utilización de la tecnología, sobre todo en Instagram o Twitter. Apagar el teléfono de vez en cuando, eliminarse las aplicaciones que suponen un mayor vicio o limitar el tiempo en la propia app son algunos consejos efectivos.
Según Checa, el trastorno se complica cuando una persona no puede permanecer desconectada entre 1 y 3 días. “En este momento es cuando se debe solicitar ayuda de un profesional de la psicología, ya que quedarse al margen de la tecnología por unos días no tendría que suponer un problema para nadie”, asegura.