Con un tono de gratitud y convicción, la soprano define este certamen como una cadena de favores que busca sostener a las nuevas generaciones: “Es más fácil traer jurados internacionales que dejen una huella, que ver partir a un joven solo, sin rumbo. Hay que abrirles puertas, no empujarlos al vacío”.
Una red que une a Latinoamérica
El concurso, que en su segunda edición reunió a artistas de toda la región, busca tender puentes entre países y consolidar una identidad común. “Es importante generar una comunicación entre los países latinoamericanos, medir en qué nivel estamos en el mundo lírico”, señaló Cangemi.
El jurado —con representantes de Houston, Italia y España— coincidió en que el nivel artístico alcanzado es de clase internacional. “Podemos estar muy orgullosos de los jóvenes latinoamericanos que tenemos”, enfatizó, aunque reconoció la distancia geográfica con el circuito europeo. “Por eso existen estos concursos, para abrir caminos”.
La artista también subraya el rol del entorno local: “San Juan tiene una actitud de crecimiento. Se puede trabajar desde lo público y lo privado; nunca tuve un ‘no’ ni del gobierno ni de los privados. Es un lugar con ganas de crecer, y a mí también me hace crecer”.
El proyecto, que combina esfuerzo institucional y acompañamiento empresarial, se consolida como modelo de gestión cultural. “Estoy muy agradecida, porque este trabajo conjunto es el futuro de la cultura en nuestro país. Estos jóvenes serán quienes representen a la Argentina en el mundo dentro de veinte años”.
Perseverancia y fuego interior
Más allá de los premios, Cangemi destaca la enseñanza detrás del esfuerzo. “No hay que perder la esperanza. Si en el primer concurso no te va bien, podés volver a intentarlo, aprender en qué mejorar. El que tiene el fueguito en su corazón siempre va a querer seguir”, expresó con convicción.
Reconoció que elegir a los ganadores fue una tarea difícil. “Hubo muchos que lo merecían. Me hubiera gustado dar más premios, pero así es la vida: hay que seguir desafiándose y buscar el camino”.
Una gala para celebrar el futuro
La Gala Final de esta noche, en el Teatro del Bicentenario, marca el cierre de una edición que consolidó al certamen como un referente regional. Aunque esta vez no cantará, Cangemi vive la jornada con profunda emoción: “Por suerte no voy a cantar, porque la emoción sería demasiado grande. Pero sigo con la misma ilusión y las ganas de seguir haciendo cosas y acompañando a los jóvenes”.
En plenitud
En lo personal, la artista atraviesa una etapa de equilibrio y alegría. “Me siento realizada, con la felicidad de poder empezar a devolver lo que recibí. Además, tengo dos hijos maravillosos que también son artistas, y acompañar sus carreras me llena de emoción”, contó.
Así, Verónica Cangemi se muestra en una versión plena de sí misma: mentora, guía y protagonista de una historia que sigue inspirando, desde su San Juan natal, el futuro de la ópera en Latinoamérica.
Por Gabriel Rotter.