Según testimonios vecinales, la violencia no era desconocida: muchos sabían que Aballay golpeaba a sus parejas, pero nadie se animaba a denunciarlo. Una vecina lo describía como “el gallo del gallinero”, en referencia al miedo que imponía en el barrio.
La víctima logró escapar gracias a la intervención de la madre y la hermana del agresor, quienes la llevaron a un centro de salud. En un primer momento, por temor, dijo que había sufrido un intento de robo. Sin embargo, al recibir el apoyo de su familia, reveló la verdad ante sus hermanos, quienes la acompañaron a realizar la denuncia en CAVIG.
La investigación fue llevada adelante por la coordinadora de CAVIG, Claudia Ruiz, la fiscal Florencia Pons y la auxiliar Valentina Díaz, quienes lograron sostener el caso con pruebas contundentes. La joven, con fortaleza y acompañamiento familiar, declaró y colaboró activamente durante todo el proceso judicial.
La fiscalía había solicitado una pena de 9 años de prisión, y finalmente el tribunal condenó a Aballay a 8 años efectivos, considerando la gravedad de los hechos, el contexto de violencia de género y la superioridad física del agresor, quien se valía de su condición de boxeador profesional para someter a sus parejas.
Si sos víctima de violencia de género podés pedir ayuda las 24 horas en el Centro de Abordaje de Violencia Intafamiliar y de Género (CAVIG), ubicado en calle Alem y Rivadavia.