Las noticias sobre lo ocurrido el día 25 de mayo de 1810 llegaron a San Juan tiempo después teniendo en la cuenta la distancia y que las comunicaciones eran muy diferentes. Un 17 de junio llegó correo de Buenos Aires. Fueron una proclama, un bando y un escrito mencionando los diferentes acontecimientos sucedidos durante la semana de mayo junto a una Circular fechada el 27 de mayo. Esta última establecía un reconocimiento a la Junta de Gobierno y solicitaba la elección de un diputado que representara al pueblo ante el Congreso General.
Esta noticia fue recibida por Plácido Fernández Maradona, alcalde de Primer voto. A la vez, recibieron correspondencia desde la Intendencia de Córdoba de parte del gobernador intendente Juan Gutiérrez de la Concha. Este, rechazaba la Junta de la Revolución porteña, situación que generó incertidumbre con relación a quien se debía apoyar u obedecer.
Posteriormente, al día siguiente, el 18 de junio, fue convocada una reunión secreta. En ella, optarían qué decisión tomar, de apoyar a la Junta reciente o no. Ninguna decisión apareció. No obstante, ese día convocaron e indicaron disposiciones para la festividad de San Juan Bautista, Patrono de San Juan de la Frontera, en el documento aún se firmaba “(…) para el Reyno de Sr. D. Fernando 7 Año de 1810” (AGP – Fondo de Tribunales, 1810).
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Dos días después, el 20 de ese mes, el Cabildo mantuvo una reunión con el abogado del pueblo y enviaron una nota a Mendoza para saber el panorama en esa ciudad. Todos estos encuentros fueron en secreto, pero tarde o temprano todo el pueblo tomó conocimiento de los acontecimientos. Esa respuesta, desde Mendoza, sin novedad alguna fue recibida seis días después. De esta manera, fue fijada una reunión para el 30 de junio y sin tener correspondencia desde Buenos Aires no tomaron decisión alguna.
La sociedad sanjuanina estuvo dividida ante una carta llegada desde Córdoba el 4 de julio. El gobernador intendente de esa ciudad había jurado lealtad al Consejo de Regencia de Cádiz y su Cabildo respondía a la Junta porteña. En nuestra localidad, las principales familias quedaron divididas en tomar postura a favor del Rey (los Gómez, Jofré, Castro, Godoy, y otros) y los que estuvieron a favor por la ciudad rioplatense (los Oro, Sarmiento, De La Roza, Aberastain, Del Carril, entre otros).
Al llegar el mes de julio, convocaron a los vecinos a reunirse a un Cabildo Abierto el día 7. Asistieron setenta y tres asambleístas, y luego de debates surgieron las siguientes conclusiones. Decidieron obedecer a la Junta conformada en Buenos Aires, el reconocimiento del pueblo sanjuanino al Cabildo, pero sin desconocer la autoridad del gobernador intendente de Córdoba, que mantenía fidelidad al Rey Fernando VII.
Al día siguiente, el 8 de julio, fue solicitado al comandante de Armas que se presentara en la Sala Capitular para dar solución a las inquietudes del vecindario con motivo de las noticias provenientes desde la ciudad porteña.
Días después, el 11 de de julio, comunican al comandante anterior ordenándole que debe marchar hacia Buenos Aires, con la fuerza reunida del vecindario. Y otro documento, firmado a fin de mes, el 28 de julio, designa a Don Juan Francisco Pensado y Don Juan Crisóstomo Quiroga para comunicar los acontecimientos de mayo a la población de los departamentos tanto de Jáchal y Valle Fértil.
Al pasar el tiempo, hubo preocupación en identificarse ante los invasores realistas. Por ello, los colores elegidos para que usaran las tropas patriotas fueron el blanco y el azul celeste, y se abolió el rojo, antiguo color. De esta manera, nace nuestra Escarapela Nacional de las Provincias Unidas del Rio de la Plata, firmado el 18 febrero de 1812.
Tiempo después de los sucesos de mayo, una vez reunida la Asamblea General Constituyente de las Provincias Unidas del Rio de la Plata del Año XIII (31 de enero de 1813), fueron dispuestos diferentes aspectos como la libertad de vientres, el uso y oficialización de los símbolos patrios, la Marcha Patriótica, el Escudo, la acuñación de una moneda, la Escarapela, mencionada anteriormente, y otros aspectos importantes.
Por entonces, fue emitido un Decreto nacional, con fecha del 5 de mayo de 1813, en donde declaran el 25 de Mayo como día de Fiesta Cívica, en cuya memoria debían celebrarse anualmente cierta clase de fiestas denominadas “Fiestas Mayas”. Ordenaron publicar dicho bando público (15 de mayo del mismo año) y que la noticia debía llegar a todos los habitantes del territorio.
No debe sorprender que durante la gobernación de Domingo Faustino Sarmiento (1862 – 1864), mediante un Decreto del 22 de Mayo de 1868, con la intención de “solemnizar dignamente” un aniversario más de la fiesta patria, al amanecer el día 25 se encomendó saludo con armas por las tres fuerzas de la plaza, la celebración de una misa y Tedeum en la Santa Iglesia de la Catedral para dar las gracias por la protección de Dios para con la Nación Argentina, con la asistencia de diferentes autoridades provinciales. Además, encomendó la decoración de los frentes de las casas urbanas e iluminación para los días 24, 25 y 26 respectivamente.
La Revolución de Mayo gestó los principios democráticos como la soberanía popular, un gobierno democrático, la forma republicana, un sistema representativo y un régimen federal. Hechos que se concretaron con el pasar de los años.
Por primera vez se oyó: ¡Viva la Patria!