En la vivienda de Garro, ubicada en el paraje La Cenda, se encontraron 10 marcas de fuego, cuchillos, sogas, lazos y la escopeta, mientras que en los domicilios de los otros sospechosos se hallaron registros escritos, fierros quemadores con iniciales, restos de animales y diversos elementos de faena. Todos estos objetos serán peritados y comparados con las marcas registradas por el denunciante, con el objetivo de confirmar la procedencia ilícita del ganado.
La investigación reveló que los sospechosos no poseían animales propios, aunque sí faenaban y comercializaban carne, reforzando la hipótesis de que se trataba de una red estructurada de cuatreros que operaba entre San Juan y La Rioja.
El caso comenzó cuando el productor denunció la desaparición de 150 vacas de su finca en Gualcamayo, notando además la presencia de personas ajenas provenientes de La Rioja. Según los testimonios, la banda ejecutaba la faena de manera rápida y organizada, utilizando maquinaria y herramientas propias de la actividad ganadera.
La coordinación entre fuerzas policiales de ambas provincias y la intervención judicial fueron claves para identificar a los presuntos responsables, quienes fueron notificados de la causa y serán citados próximamente a declarar ante la justicia sanjuanina.
Las autoridades destacaron que la desarticulación de esta red representa un avance significativo en la lucha contra el abigeato, un delito que afecta directamente a los productores locales y a la economía regional.