La derogación de las primarias es el objetivo fundamental del oficialismo. Tal como consignó un medio nacional, desde la gestión libertaria no dejarán lugar para una posible suspensión, como prefieren desde el Pro y el peronismo.
Tras tensos intentos de negociación alrededor del Presupuesto 2025, la gestión libertaria había desistido a llamar a extraordinarias en diciembre. Ahora, los diputados y senadores deberán presentarse al Congreso para fines de enero.
El temario también incluye el tratamiento de la nueva Ficha Limpia, que busca que todos aquellos con condenas en segunda instancia por corrupción no puedan ejercer cargos electivos. Este proyecto, inicialmente movilizado por el Pro, no obtuvo el quórum suficiente en la sesión que se realizó en el periodo ordinario. Ante ello fue que el presidente Javier Milei se puso en diálogo con una de sus principales impulsoras, Silvia Lospennato, y le aseguró que el oficialismo presentaría una nueva iniciativa.
“Operaron, difamaron, desinformaron. Otros simplemente no quisieron escuchar. Ficha limpia. Fin”, publicó Adorni en X.
Para el Senado, el Gobierno envió los pliegos de Ariel Lijo y Manuel García-Mansilla, los candidatos para completar las vacantes en la Corte Suprema de Justicia. Aunque la administración de Milei contemplaba la posibilidad de nombrarlos por decreto, finalmente los llevó al recinto de la Cámara alta.
El Gobierno no tiene hoy los votos garantizados para la mayor parte de los proyectos incluidos en el temario. Allí, los pliegos de la Corte representan el mayor riesgo. Tal como consignó LA NACION, la movida del oficialismo es, primero, conseguir los votos para Lijo. Allí, estiman tener el apoyo de la mayoría de los bloques del peronismo, que tiene 34 senadores.
Esperan que su pliego consiga el voto de los dos tercios de los presentes necesarios a pesar de las múltiples objeciones que enfrentó de parte de aliados y la vicepresidenta Victoria Villarruel. Eso, calculan, allanaría el camino para García Mansilla. Aun así, los votos no provendrían del mismo lugar: el peronismo no está dispuesto a apostar al candidato de perfil conservador y afín al ideario libertario. La distancia es todavía mayor cuando se considera que la terminal Cristina Kirchner buscaba quitar al catedrático y proponer a alguien cercano al Partido Justicialista.
LA NACION