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Encuesta reveladora: ¿es posible estar toda la vida con la misma persona?

A favor o en contra del sistema de parejas tradicional, las opciones se ramifican y cada vez hay más formas de vivir el amor con honestidad, convicción y libertad.

¿Hasta que la muerte nos separe? Cada vez son más las personas que se animan a cuestionarse la forma de vincularse en el amor y en ese proceso, la monogamia fue perdiendo adeptos. La grieta amorosa tiene de un lado, a los defensores de vivir la vida junto a una única persona y del otro, a los que se preguntan cuánto puede durar un vínculo exclusivo. Más allá, a unos metros, los que ya cruzaron la soga y se animaron a probar otros rumbos como el poliamor y todas sus bifurcaciones.

Si está bien o está mal, nadie lo puede determinar. No hay leyes ni fórmulas exitosas comprobadas por la ciencia. Lo cierto es que en la actualidad, hombres, mujeres y diversidades se dan el permiso de al menos realizarse la pregunta: ¿cuántos años se puede estar con la misma persona?

Algunos afirman que la monogamia puede durar uno o dos años; otros arriesgan 10, mientras que muchos apuestan al amor clásico del “juntos por siempre”. Otros directamente, aseguran que no existe.

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Los cuentos que nos leyeron de niños, gran parte de la literatura, las películas de amor y la tradición occidental nos habló por años de la llegada de un amor que lo cambiaría todo, que nos completaría (la analogía de las dos medias naranjas que se unen para convertirse en una) y que ya no necesitaríamos nada más para ser felices. Sin embargo, las traiciones, los casos de infidelidad, las redes sociales, las apps de citas y un sinfín de estímulos aparecieron para que la naranja se fuera pudriendo, dejando un tendal de preguntas sin respuesta.

Entonces, ¿por qué las personas todavía eligen la monogamia? ¿Es elección genuina por gusto, es construcción social, es una zona de confort o hay algo más?

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¿Qué es la monogamia?

Empecemos por el origen. La RAE define a la monogamia como el régimen familiar que no admite la pluralidad de cónyuges. Es por eso que, ante la llegada de un tercero o cuarto en la escena, se habla de infidelidad, ya que se trata de una persona no consensuada dentro de ese acuerdo.

Este es precisamente el punto que hace tambalear todo el sistema. La licenciada Cynthia Zaiatz, jefa de Salud Mental del Sanatorio Modelo de Caseros, tira de la punta del ovillo para intentar entender por qué sucede. “Estamos en en una sociedad en la cual día a día hay cambios. Si bien la gente mayor sigue firme con la idea de pareja tradicional, las nuevas generaciones ya piensan diferente. Incluso hasta consideran la poligamia, lo que se sería más de dos personas en una relación”, asegura.

Según un estudio realizado por la consultora DatosClaros, los tiempos cambiaron. Si bien la mayoría de las personas (70%) prefiere una relación monógama, ya hay un 11% que afirma que tiene o busca relaciones que se escapan de este concepto. Por ejemplo, el 3% prefiere tener una pareja abierta, donde son dos pero, de forma consensuada, pueden tener otras relaciones sin compromiso; otro 3% elige las triejas, una relación formal y cerrada entre tres personas; y un 1% cree en la poligamia, donde se pueden tener varias relaciones serias a la vez. Incluso hay un 18,4% que directamente afirma que no le interesa estar en pareja.

“Las parejas parecen tener y conservar aún, en su mayoría, una estructura monógama. Sin embargo, aparecen distintas formas de nominarlas que ya no incluyen solamente dos personas. Esto es nuevo, antes era mucho más complicado encontrar personas que opinaran de esta manera”, analiza Natalia Gitelman, directora general de DatosClaros, empresa que realizó el estudio en enero de 2025, entre personas de todo el país.

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Según una encuesta de DatosClaros, cada vez más jóvenes cuestionan la monogamia y se plantean, al menos, otro tipo de relaciones (Infografía: Belén Dure / Videolab / TN).

Para la doctora Milena Mayer, uróloga, andróloga y sexóloga clínica del Hospital Italiano, “hay muchas personas a las que la monogamia les funciona, les gusta y eso está bien. Para construir un vínculo se necesita de mucha amorosidad, empatía, escucha y juego. Es una construcción social con el fin de tener acuerdos donde ambos se beneficien“.

La especialista explica que para algunas personas es cómodo vivir de a dos y para otras, no tanto. “Últimamente los jóvenes no muestran tanto interés en un compromiso de esa magnitud y así es cómo estos mandatos o elecciones genuinas, lentamente empiezan a perder fuerza. Seguro que haya gente que seguirá eligiendo la monogamia, y eso es válido”, advierte Mayer.