El equipo dirigido por Nicolás Fernández Miranda llegaba a este encuentro luego de una derrota contundente en semifinales ante Sudáfrica por 48-24, mientras que Francia había sido derrotada por Nueva Zelanda por 34-26 en la misma instancia.
A pesar de las caídas previas, ambos equipos llegaron con la motivación intacta para disputar el tercer puesto, y la Argentina, con un juego sólido y lleno de coraje, se impuso por tres puntos ante un rival que también mostró un gran nivel.
En la fase de grupos, Argentina había logrado su clasificación entre los cuatro mejores al finalizar como el mejor segundo de la zona, producto de victorias ajustadas ante Gales (34-27) y España (33-30).
Sin embargo, en su última presentación de esa fase, los Pumitas cayeron frente a Francia por 52-26. Por su parte, los galos arrasaron en la fase de grupos, con un cómodo triunfo ante la Argentina y victorias sin sobresaltos ante España (49-11) y Gales (35-21), lo que los posicionaba como uno de los equipos más sólidos del torneo.