Si bien la marcha se realizó con normalidad durante toda la primera parte, al llegar a Casa de Gobierno de Mendoza se dividieron dos grupos y otro quedó frente a Tribunales, donde se desataron los incidentes.
Allí no solo atacaron el edificio sino también a los periodistas que cubrían el evento, a quienes los corrieron y les tiraron piedrazos asegurando que eran "infiltrados".
Te puede interesar...
Algunas personas que se encuentran dentro de Casa de Gobierno también pudieron filmar y registrar lo ocurrido.
El llamado
A las 18.58 del sábado 12 de diciembre un hombre hizo una llamada al 911, dijo que había gritos y pedidos de auxilio de una mujer en la casa de un vecino. Al no entenderse con la policía que lo atendió, ella cortó la comunicación. Ahora fue suspendida de su trabajo y puede ser imputada. La voz que pedía auxilio era la de Florencia Romano (14), la chica que fue asesinada en Maipú.
El hombre indicó que había una situación de violencia de género en la casa de un vecino del callejón Berra, casi padre Vázquez, de Maipú.
Cuando la mujer policía que lo atendió le pregunta la dirección, el hombre le indica las calles, pero la mujer no le entiende. Luego de preguntarle tres veces al hombre, ella seguía sin entender bien la dirección y le dijo al denunciante que no lograba encontrar esa ubicación en el mapa. Ante esta situación, el hombre le dijo: "¿Vos sos policía o qué?", a lo que la mujer le habría contestado que no iba a dejar que la tratara mal, y antes que el hombre pudiera llegar a insultarla, decidió cortar la comunicación. Lo grave es que los gritos de socorro eran de Florencia Romano, que luego sería asesinada. La llamada quedó desestimada, tal vez por pensar que era una broma o no era nada serio, tal como pasa en un centenar de llamados diarios que ingresan al 911. Cuando los investigadores capturaron a Pablo Arancibia (33) y a su novia Micaela Méndez (27) en su casa de Maipú, por la desaparición de Florencia Romano (14), algunos vecinos señalaron que el sábado escucharon gritos de pelea y música fuerte. Allí se enteraron que por lo menos una persona había alertado a la Policía sobre esa situación.
La mujer policía fue sancionada por la Inspección General de Seguridad, quienes la suspendieron y quedó en pasiva, lo que significa que no puede trabajar y cobrará la mitad del sueldo hasta que se termine la investigación. Por otro lado, la Justicia penal puede imputarla por abandono de persona, o por incumplimiento de los deberes de funcionario público, y hasta puede ir presa.