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¿Cuánto necesitó una familia tipo para no ser pobre en septiembre?

El organismo nacional informó que la Canasta Básica Total subió 1,4% respecto de agosto. Una familia tipo requirió $1.176.852 para no ser pobre y más de medio millón para no caer en la indigencia.

El costo de vida volvió a subir en septiembre y el bolsillo familiar lo sintió. Según el último informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), una familia tipo —integrada por dos adultos y dos menores— necesitó $1.176.852,05 para superar el umbral de pobreza.

La cifra representa un aumento del 1,4% respecto de agosto, en un contexto de inflación mensual del 2,1%, y marca que, pese a cierta desaceleración en los precios, los ingresos continúan sin alcanzar para cubrir lo básico.

Por su parte, la Canasta Básica Alimentaria (CBA) —que define la línea de indigencia— se ubicó en $527.736 para el mismo grupo familiar, lo que implica un incremento similar en relación al mes anterior.

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En términos individuales, una persona adulta necesitó $380.858 para no ser considerada pobre y $170.788 para no caer en la indigencia.

Los datos confirman que, aunque la inflación general muestra cierta contención en los últimos meses, la presión sobre los hogares sigue firme, especialmente en el acceso a alimentos y servicios esenciales.

El informe también detalla los valores según la cantidad de integrantes del hogar:

  • Una familia de tres personas necesitó $936.911 para cubrir la Canasta Total y $420.140 para la Alimentaria.

  • Un hogar de cuatro integrantes debió contar con $1.176.852 y $527.736, respectivamente.

  • Mientras que una familia de cinco miembros precisó $1.237.789 para no caer bajo la línea de pobreza.

En la comparación interanual, la Canasta Total aumentó 22% frente a septiembre de 2024, mientras que la Alimentaria lo hizo un 23,1%. En lo que va del año, las subas acumuladas son del 14,9% y 17,5%, respectivamente.

De esta forma, septiembre volvió a mostrar un escenario donde la inflación de los alimentos y el costo general de vida siguen erosionando el poder adquisitivo de los hogares argentinos, incluso en medio de una leve desaceleración del índice general de precios.