“Vamos a proteger la industria del acero como nunca antes”, afirmó el mandatario, que busca apuntalar su estrategia económica de cara a las elecciones de mitad de mandato. Aunque la medida está dirigida principalmente contra competidores como China, el nuevo esquema arancelario podría tener efectos colaterales en países exportadores como la Argentina.
Según datos del INDEC, el acero y sus derivados forman parte de los productos industriales con destino a Estados Unidos, especialmente en el segmento de aceros especiales y bienes intermedios para la industria automotriz y de maquinaria. Una suba de aranceles podría volver menos competitivas esas exportaciones o presionar sobre los precios internacionales.
La nueva política arancelaria de Trump se enmarca en una ofensiva más amplia: desde que asumió su nuevo mandato en enero, ya aplicó gravámenes del 25% a otros sectores estratégicos como el aluminio y los automóviles, afectando tanto a adversarios geopolíticos como a aliados comerciales.
Tras este primer anuncio -en los primeros meses del año-, la Cámara Argentina del Acero emitió un comunicado en el que pidió al Gobierno de Javier Milei que abra un canal de diálogo formal con Estados Unidos para intentar revertir la decisión.