Tener una piel de porcelana sin someterla a tratamientos químicos ni mayor ‘manipulación’ es el ‘ideal’ de numerosas mujeres, pero no exclusivamente, pues también varios hombres buscan que esta luzca lozana y luminosa.
Si bien es cierto que aplicar algunos productos ayuda en su protección, hay otros factores a contemplar.
La alimentación y hasta actividad física no solo tienen sus efectos positivos en el organismo, pues a nivel externo también entregan ‘bondades’. Esto porque ambos están relacionados casi que inherentemente y marcan distinciones entre aquellos con un estilo de vida saludable sobre quienes no.
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Respecto al ejercicio, ABC de Sevilla señala que dejar atrás el sedentarismo contribuye tanto en la uniformidad de la piel como su textura. Pero, ¿cómo es posible? La respuesta está principalmente en la mayor activación sanguínea cuando el cuerpo es sometido a una actividad superior de la habitual.
¿Cómo producir colágeno natural?
Entre los beneficios del ejercicio está un flujo de oxígeno más alto que, en términos generales, potencia la elasticidad corporal. A esto se suma un menor riesgo de estrés traducido, a su vez, en menor daño para el cutis (el estado de preocupación podría generar granos y ausencia de brillo, por ejemplo).
Además, acelera la producción de colágeno, “una proteína esencial para la salud de la piel. Ayuda a que tenga un aspecto terso y joven, y contribuye a la cicatrización de las heridas”, dice ABC, tras citar a FOREO. Este disminuye a medida que pasa el tiempo, “lo que puede provocar arrugas y otros signos de envejecimiento”.