- Calidad. Piezas frescas, mínimamente procesadas, buena trazabilidad y cocción suave con AOVE.
- Cantidad. Raciones adaptadas a la persona (aproximadamente 100-150 gramos cocinados para un adulto).
- Frecuencia. Alternarlo con otras fuentes de proteínas como el huevo, pescados, legumbres y otras carnes magras.
Menechey también considera fundamental no quedarnos sólo en la pechuga e incluir también en los menús muslos y patas, que son más jugosos y ricos en colágeno, así como carcasas y alas para caldo de huesos de pollo, que es fácil de hacer y fantástico como base de arroces, así como de cremas y guisos ahora que refresca.
Beneficios nutricionales del pollo
El pollo presenta las siguientes propiedades y ventajas nutricionales:
- Proteína completa que ayuda a la masa muscular y la saciedad.
- Menos grasa saturada que muchas carnes rojas (cuando se consume sin piel).
- Vitaminas B3 y B6.
- Selenio.
- Fósforo.
- Se puede aprovechar por completo.
- Fácil conservación.
La dietista-nutricionista cree que el riesgo no es consumir mucho pollo en sí, sino la monotonía y el abuso de ultraprocesados de pollo (embutidos, rebozados, nuggets). Comerlo muchas veces a la semana puede desplazar el consumo de pescado, legumbres y huevos y disminuir la diversidad nutricional y de microbiota.
Además, los pollos de cría intensiva suelen tener un perfil de grasas más rico en omega-6, que si se exagera y no compensamos con pescado azul, semillas de lino/chía o nueces, puede favorecer un perfil inflamatorio.
La experta concluye que la clave está en la diversidad proteica semanal y el equilibrio de grasas, ya que no se debe olvidar que tenemos que ingerir pescado azul pequeño como sardinas, así como mariscos o moluscos para sumar Omega 3. De esta manera, protegemos nuestra microbiota, reducimos la inflamación y “generamos saciedad” a través de la suficiencia nutricional.
La cantidad semanal de pollo recomendada
No hace falta comer pollo todos los días, pero es cierto que por su menor costo es una proteína más accesible, reconoce la experta y desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) se recomienda el siguiente patrón de consumo semanal de alimentos ricos en proteínas:
Legumbres: 2-4 raciones/semana.
Lácteos: 2-4 raciones/día.
Carne: 2-4 raciones/semana (priorizando el pollo o conejo y no disminuyendo el máximo posible el consumo de carne roja).
Pescado: al menos 2 raciones/semana (1-2 raciones/semana de pescado azul).
Huevos: 2-4 huevos/semana.
En conclusión, según Menechey, el pollo suma cuando la calidad es buena, la cantidad es la justa, la frecuencia está adaptada a las necesidades y al entorno y cuando variamos y aprovechamos todas sus partes.