Por eso, si estás pensando en dar el salto, hay algunas cosas que deberías tener claras:
- No inviertas lo que necesitás para vivir. Bitcoin puede darte alegrías… o arruinarte un asado familiar.
- Usá plataformas seguras y, si es posible, guardá tus criptos en una billetera propia.
- Desconfiá de los gurús. Si alguien promete ganancias fijas, probablemente gane más con tu fe que con sus criptos.
- Aprendé antes de apretar “comprar”. Hay miles de tutoriales, y muchos son gratuitos.
Más allá del precio, Bitcoin y Ethereum representan algo más profundo: una revolución tecnológica que está cambiando la manera en que entendemos el dinero. Pero eso no significa que todos deban subirse ya mismo.
Invertir en criptomonedas no es apostar: es participar de un sistema que todavía se está escribiendo. Por eso, si vas a entrar, hacelo con cabeza fría, sin traje ni corbata… pero con casco.
*El contenido de esta nota tiene fines informativos y no constituye una recomendación de inversión. Las criptomonedas son activos de alta volatilidad y riesgo. Antes de invertir, se recomienda asesorarse con un profesional financiero y operar únicamente a través de plataformas seguras y reguladas.
Por Juan Rondi