Una vez allí, los agentes tomaron varios testimonios y secuestraron dos toallas, una con la que estaba envuelto el cuerpo sin vida del bebé y otra que la mujer había utilizado para cubrir sus piernas mientras se dirigía al sanatorio.
Ante la solicitud del fiscal Rodríguez, titular de la Unidad Fiscal de la zona, la jueza Natalia Palud aprobó el allanamiento del domicilio de la casa de la acusada. Durante la madrugada del domingo, personal del Departamento Criminalístico Reconquista y la División Científico Forense de Vera, ambos pertenecientes a la Policía santafesina, se presentaron en la casa. Allí, secuestraron la placenta donde se gestó el bebé fallecido, junto a un trozo de cordón umbilical empapado en sangre. También incautaron un teléfono celular marca Motorola, tres cuchillos tipo Tramontina y prendas de vestir húmedas. También, tomaron muestras de sangre encontrada en distintos sectores.
Así, la mujer fue acusada de los delitos de homicidio calificado por el vínculo y por alevosía.
Sixto González, el abogado defensor de la mujer confirmó en las últimas horas que la acusada atravesó “un parto casero”: “Se indujo el nacimiento porque estaba estudiando enfermería y cuando el chico nació, porque llevaba seis meses de gestación, o siete, cuando el chico nació, lo mató a puñaladas”, continuó.
En declaraciones publicadas por El Litoral, González consideró que su defendida podría estar atravesando “una psicosis puerperal” en términos psiquiátricos, pero también sostuvo que “pudo haber habido un factor externo de un padre que no quiso tener el bebé y la amenazó”.
“La chica quería tener la criatura, la ocultaba, pero quería tenerla, de hecho llegó a siete meses, habiendo todos los medios para interrumpir un embarazo, hasta inclusive legal. Un factor externo hubo, pero también no descartemos que el padre haya sido alguien poderoso, que la ha amenazado o algo así, lo cual no le exime de nada a ella, pero se puede atenuar en algo su situación procesal”, explicó el letrado.