Sergio Massa no detiene su marcha a pesar de las noticias no tan buenas que dio el INDEC. A relevo de partes, no hubo sorpresas. Ni para los que pronosticaban el número de agosto ni para los que preveían su fuerte impacto social. A quien quiera escucharlo les dice que los datos inflacionarios no van hacer mella en su candidatura. Aunque aparezcan pitonisos que pronostican una inflación a fin de año bordeando el 200%. Como diría el Negro Olmedo, no me tienen fe. Pero el candidato, increíblemente competitivo, todo el tiempo está vendiendo fe y esperanza. Lo hizo en Tucumán frente a los gobernadores peronistas y lo repetirá en la gran marcha nacional que está a punto de emprender.
El “Plan Llegar” hoy es más prioritario para Massa que la última versión de controles Precios Justos. Los sectores económicos financieros miran de reojo al 23 de octubre. La política económica por venir es complicada. Lo único que importa es con que política arrancará el próximo gobierno. El Tigre cuenta a favor que el “Plan Motosierra”, de tutoría del otro gran felino, no le estaría cerrando a la muchachada que tiene la mosca. Afuera y adentro del país. No hay mal que por bien no venga dicen por los pagos del Nordelta.
El tema de la gobernabilidad, tan en boga por estos tiempos, tiene que ver en como jugarán los muchachos peronistas. Todos sabemos que el órgano más sensible para todos ellos es el bolsillo, comúnmente llamado la caja, pero también en el fondo les queda algo de sentimiento. El gobernador Kicillof por estas horas está hablando que el peronismo debe renovarse. Teléfono para Máximo y la juventud canosa de la liberación que todavía están trinando en la puerta de la casa de Cristina. Sergio y Axel tienen atados sus destinos y saben que hay que despegarse como sea y rápido de la crisis que generó el gobierno del que ambos forman parte. Están pensando con la urna en la cabeza, lo que ha venido sucediendo en las distintas elecciones, incluido el factor Milei, fue producto del gobierno de Alberto y de Cristina, aunque no lo digan abiertamente.
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Lo concreto es que un significativo sector de la dirigencia argentina sabe que El León por ahora es el favorito y solo espera el milagro del Tigre. ¡Qué paradoja, imágenes poderosas disputando una realidad escuálida! A no confundirse. Massa no se hizo Cristinista, está haciendo uso de su receta. La reducción de ganancias e IVA, bonos, créditos y algunos extras son el último recurso para apuntalar su patriada y seguir remando en dulce de leche mientras algunos del oficialismo solo tienen la mirada puesta en cómo asegurarse “la suya”.
Nada importa más a cualquier argentino que saber cuánta plata tendrá en el bolsillo y que podrá hacer con ella mañana.
Está claro que reducir el déficit fiscal no es la prioridad ni de Massa ni por ende de Unión por la Patria. El tiempo de “congelamientos” de precios, tarifas y servicios se extenderá hasta que se abra la última urna. Mientras tanto, una familia tipo para no caer en la pobreza tiene que tener ingresos por $284.687. Veremos a la hora de votar que pesa más y cuál será la respuesta del bolsillo del electorado.