Allí, en San Salvador, ambos mantuvieron una cordial y distendida reunión privada. El punto que más une a los dos países es el del crimen y la seguridad. La propia ministra Patricia Bullrich viajó a El Salvador a mediados de junio y también mantuvo un encuentro privado con el mandatario, autodenominado el “dictador más cool del mundo”.
Con un estado de excepción que ya lleva más de dos años y medio y suprimió distintos derechos procesales para acelerar las investigaciones y definiciones judiciales, las autoridades salvadoreñas detuvieron a más de 82.000 pandilleros que durante décadas regaron de sangre las calles de El Salvador en una feroz guerra para quedarse con el control territorial y el manejo de la droga, entre otros crímenes.
Esta guerra contra las “maras” no estuvo exenta de polémicas y denuncias por violación a los derechos básicos, pero despertó la admiración de gran parte del mundo que vio cómo El Salvador logró pasar de ser el país más violento a nivel global al más seguro en el continente americano. Estas políticas siempre generaron una cercanía con el ala más dura de la dirigencia política argentina, como es el caso de Patricia Bullrich.
Desde el entorno de Bukele le confirmaron a este medio que la intención es mantener un encuentro con la ministra de Seguridad, como así también con la vicepresidenta, Victoria Villarruel, y otros funcionarios y destacados miembros del gobierno libertario, como puede ser el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, o la canciller, Diana Mondino.
Todavía no existe un temario acordado durante su visita ni tampoco confirmaron quiénes acompañarán a Bukele, fundamental para comprender qué temas se priorizarán durante el viaje, pero sí se descuenta que se buscará cimentar el diálogo ya existente en términos de intercambio de información y capacitación a las fuerzas de seguridad.
Cuando en junio Bullrich estuvo en El Salvador junto a su equipo, firmó un convenio para combatir el crimen transnacional y hasta visitó el famoso Centro de Confinamiento del Terrorismo (CECTO), la cárcel más grande de América Latina y donde se alojan los reos más peligrosos que durante años fueron los amos y señores de las calles salvadoreñas.
FUENTE: TN