Después de enviar los pliegos al Congreso y agregarlos sin éxito a la agenda de las sesiones extraordinarias, el Gobierno eligió promover a los candidatos a través de un decreto autónomo. La resolución establece que cualquier nombramiento bajo este mecanismo no es vitalicio sino que se extiende hasta la finalización del próximo año legislativo. Tanto Lijo (en caso de ser admitido por el máximo tribunal) como García-Mansilla, si no son aprobados ni rechazados por el Senado, en un año dejarían de ser jueces de la Corte.
Quién es Ariel Lijo, uno de los designados por Javier Milei para la Corte Suprema
Lijo comenzó en el mundo judicial trabajando como secretario del excamarista federal Luis “Piru” Riva Aramayo y fue nombrado juez federal por Néstor Kirchner en 2004.
Durante su carrera como juez, el fanático de Boca Juniors estuvo ligado a la causa AMIA en varias oportunidades y también llevó adelante la investigación de las causas conexas al ataque terrorista de 1994.
El juez federal fue el primero en recibir la denuncia que Alberto Nisman presentó por el Memorándum con Irán y en 1996 analizó el pago de US$400.000 que hizo la SIDE a Carlos Telleldín. En aquel momento procesó a su excolega Juan José Galeano por irregularidades en la investigación en la causa que se conoce como AMIA II, que investigaba encubrimiento.
El entonces titular de la ex SIDE, Oscar Parrilli, aseguró que tanto Bogado como el exfiscal Héctor Yrimia “jamás pertenecieron como personal de la planta permanente, contratado, de gabinete ni como personal transitorio” de la ex SIDE.
La otra gran causa en la que Ariel Lijo intervino fue el caso Ciccone. Se convirtió en el primer juez en haber procesado a un vicepresidente en ejercicio: Amado Boudou.
La decisión la tomó luego de haber sido recibido por el papa Francisco en el Vaticano, adonde viajó junto a toda su familia. En aquel momento le aseguró al sumo pontífice que iba a actuar con “precaución y responsabilidad institucional” en las causas que involucraban al Gobierno.
El argumento que dio el juez federal era que quería contribuir a la estabilidad política de la administración de Cristina Kirchner. Francisco le respondió: “Está bien siempre que no sea cobardía e impunidad”.