En el mercado coinciden en que esa medida, sumado a la eliminación del impuesto PAIS y la apertura de importación, le pondrá un techo muy bajo al costo de vida en el 2025, capaz de alcanzar el 18% anual previsto en el proyecto de Presupuesto.
Sería el nivel más bajo alcanzado en muchos años, y pondría a la Argentina de nuevo en radar de los países emergentes, con chances de dar un salto de calidad en menos de una década y llegar a grado de inversión, como hizo Paraguay.
La finalización del Impuesto PAIS podría tener un impacto en la inflación justo en los meses en que el Gobierno busca sostener un número mensual en la zona del 2%, para reducir el ritmo del crawling peg del tipo de cambio oficial, un escenario que si lograra mantenerse durante un trimestre completo dejaría el terreno allanado para eliminar el cepo cambiario.
El tributo creado hace cinco años durante el inicio del mandato de Alberto Fernández dejará de estar vigente en poco menos de un mes, y de hecho ya se eliminó para la mayoría de las importaciones.
Cerca del ministro Luis Caputo destacan que esto llegará de la mano de un descenso en la cotización del dólar: el blue se ubica a $1.125, impensable hace tres meses.
El abaratamiento del tipo de cambio para importaciones y los consumos locales dolarizados y turísticos en el exterior con tarjeta de crédito provocará un impacto sobre la recaudación.
Caputo espera que el crecimiento de la actividad económica compense la caída en la recaudación. Es más, si bien no se dirá públicamente por ahora, la mejora del Producto Bruto esperada por Economía para el 2025 fue recalculada a la zona del 6%, un punto por encima de la proyección anterior.
La eliminación del Impuesto PAIS implicará que los costos de insumos para la producción o productos terminados desde el exterior se harían más baratos y eso debería verse reflejado en el precio final.
El Gobierno ya definió que la variación del IPC de los próximos meses será una de las claves para determinar el fin de los controles cambiarios durante los primeros meses del 2025.
El primer objetivo será poder sostener un trimestre de inflación general en la zona del 2,5%. Si desde enero se logra reducir la suba de precios a niveles cercanos al 1%, y en ese marco se avanza en la negociación con el FMI, la apertura del cepo cambiario podría llegar en marzo o abril.
En el caso de que todas esas condiciones macroeconómicas fueran cumplidas, aun así la salida del cepo todavía tendría otro tipo de desafíos.
El principal es contar con una cantidad suficiente de reservas netas para poder afrontar cualquier demanda contenida por los controles cambiarios.
En este escenario, en el mercado creen que la apreciación del peso llegó para quedarse, y no se prevé una nueva devaluación en carpeta.
El peso solamente estuvo tan apreciado en cuatro oportunidades en los últimos 30 años. En los últimos años de la Convertibilidad, al final del segundo mandato de Cristina Kirchner, con Mauricio Macri en 2017 y los últimos meses de Alberto Fernández. Cada uno de esos episodios vino seguido de grandes devaluaciones del tipo de cambio oficial.
Ante este escenario, un reporte de la consultora 1816 dejó algunas advertencias. Explicaron que si el contexto internacional se complica, la potencial de caída del peso podría ser grande y el BCRA no tiene reservas netas para hacerle frente.
Además, advirtió que a este CCL, los stocks de pesos medidos al tipo de cambio financiero ya superan los u$s100.000 millones, si se toma el M3 privado + los títulos del Tesoro en manos privadas no bancarias.
E indicó que a este tipo de cambio hay sectores poco competitivos (turismo, economías regionales, algunas industrias) que, de persistir el statu quo, podrían destruir empleo sin la garantía de que otros sectores más dinámicos puedan contratar dichos trabajadores.
Igual, el informe da pie al optimismo. Destaca que la combinación de un país con superávit fiscal (algo que no estaba presente en ninguna de las 4 oportunidades mencionadas, el potencial Vaca Muerta en el horizonte y el blanqueo como puente en 2025 obligan a tomar en serio la posibilidad de que el ciclo de tipo de cambio real apreciado pueda extenderse en el tiempo.