El operativo se articula entre el Ministerio de Seguridad, la Dirección Nacional de Migraciones y el sistema de inteligencia del Estado, con el fin de filtrar posibles amenazas en los pasos limítrofes. El Gobierno considera a la Triple Frontera —zona compartida por Argentina, Brasil y Paraguay— como uno de los puntos más sensibles en materia de seguridad.
A comienzos de este año, la Casa Rosada ya había dispuesto el envío de 300 efectivos federales y consolidado un esquema de cooperación con las Fuerzas Armadas paraguayas, ante el aumento de las actividades delictivas y los choques entre bandas registradas en los últimos meses.
Mientras tanto, en Brasil crece la preocupación. El gobierno de Lula da Silva evalúa militarizar Río de Janeiro, una medida contemplada por la Constitución brasileña en situaciones excepcionales.
El operativo, en el que participaron unos 2500 agentes de la Policía Civil y miembros de la Fiscalía de Río, tuvo como objetivo detener a los líderes del Comando Vermelho y frenar la expansión de la facción. Durante los allanamientos, las fuerzas decomisaron 93 fusiles de asalto y “una cantidad enorme de drogas”.
Las investigaciones realizadas durante el último año determinaron que el complejo de favelas de Penha, en la zona norte carioca, se había transformado en una de las principales bases del proyecto expansionista del grupo criminal. Por su ubicación estratégica, cerca de autopistas y accesos rápidos, el lugar se convirtió en “un punto estratégico para el tráfico de drogas y armas”, según precisó la Fiscalía.