Plazos y consecuencias legales
La Ley de Tarjetas de Crédito establece que, una vez vencida la deuda:
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El acreedor tiene 1 año para iniciar acciones ejecutivas.
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Para acciones ordinarias, el plazo es de 3 años.
Si el usuario decide no pagar, la información negativa en el Veraz se mantendrá hasta 5 años. Si abona después de la prescripción, el historial permanecerá informado 2 años desde la fecha de pago. Para consultar la situación crediticia, se puede ingresar a la Central de Deudores del BCRA (bcra.gob.ar) con CUIL/CUIT, o comunicarse al (011) 5352 4800, opción 5, luego 1 (DNI) o 2 (CUIT).
Por qué crece la deuda
El incremento de la morosidad tiene varias causas:
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El consumo financiado con tarjeta creció, mientras los salarios no acompañaron el aumento de los gastos.
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La brecha entre ingresos y gastos llevó a miles de usuarios, especialmente jubilados y pensionados, a acumular deudas impagables.
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Las altas tasas de interés, que en muchos casos superan el 100% anual, hacen que cada mes la deuda crezca más.
Opciones de refinanciación
Cuando la situación se vuelve insostenible, los bancos ofrecen varias alternativas:
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Planes de cuotas con la misma tarjeta: detienen el crecimiento exponencial de la deuda, aunque con intereses aún elevados.
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Préstamos personales: pueden ser más convenientes si la tasa es competitiva, aunque no todos los clientes califican.
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Negociación directa con el banco: la opción más recomendable para reestructurar la deuda antes de perder la tarjeta o dañar el historial crediticio.
Estrategia de los bancos
Ante el aumento de la mora, varias entidades privadas implementaron planes especiales para prevenir una crisis masiva. Por ejemplo, el Banco Santander lanzó préstamos para cancelar deudas de tarjetas de crédito con tasa del 48,10% en hasta 36 cuotas, mucho menor que la tasa habitual de la tarjeta, que puede superar el 81% en un préstamo personal.
El beneficio adicional es que la tarjeta sigue activa, aunque con un límite de crédito menor, permitiendo al usuario continuar realizando compras esenciales sin que la deuda siga creciendo sin control.
En este contexto, la educación financiera y la planificación de pagos se vuelven fundamentales para evitar caer en un ciclo de endeudamiento difícil de revertir.