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Sobreviviente del terremoto de 1944: "Era espectacular ver tanta gente solidaria"

Norma Mercado tenía apenas 6 años cuando vivió el terremoto de 1944 que azotó a la provincia. La desesperación de no encontrar a su padre y el reencuentro.

El 15 de enero de 1944, a las 20.59, un terremoto de 7 grados de intensidad con epicentro en La Laja, Albardón, desencadenó la mayor catástrofe natural de la Argentina. El fenómeno se cobró la vida de 10.000 personas, sobre un total de 90.000 habitantes, y destruyó el 80% de la edificación de San Juan.

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Tenía apenas 6 años, era la más chica de tres hermanas, y vivía con sus padres. Esa mañana del 15 de enero, su madre la cargó y viajaron a Las Casuarinas, 25 de Mayo, porque su hermana iba a tener un bebé. A las 20.59, llegó el terremoto: “Fue espantoso, todos gritaban, se asustaban y corrían. Mi tío me tuvo alzada hasta que se terminó”.

Una vez que se reencontró con su madre, fueron con su tío en horas de la medianoche hacia Santa Lucía, donde él tenía su casa. Llegar fue sumamente complicado porque las calles estaban llenas de escombros y no se podía pasar. Luego las llevaron a su casa, en inmediaciones de Concepción. “Pasamos por la iglesia de Concepción y no quedó nada en pie. Casi al llegar a casa, a unas tres cuadras, mi madre me alzó y caminó por el agua. Había agua por todos lados”, contó Norma.

“Mis hermanas estaban al cuidado de mi tío, hasta que debió dejárselas a mi tía. Mi tío se fue porque le avisaron que mi padre se había accidentado. En Mendoza y Mitre, frente a la plaza 25 de Mayo, cayó una cornisa y mi padre, que iba en bicicleta, quedó atrapado entre los escombros. El doctor Salmuni lo vio y junto a otros hombres lograron rescatarlo y lo llevaron a asistencia pública (donde ahora está la Clínica Santa Clara)”, relató.

“Mi madre y mis hermanas buscaban a mi padre, no sabíamos dónde estaba. Decían que a todos los heridos los habían llevado en el tren al hospital Central de Mendoza. Durante un tiempo no supimos nada, y nos llevaron a Las Casuarinas, donde hice mis primeros grados”.

Su madre no cesaba en la búsqueda de su marido y habló con los trabajadores del ferrocarril de Mendoza, quienes comentaron que en la radio dijeron que estaba internado en el hospital de la vecina provincia. “Al mes nos avisaron y fuimos a Mendoza. Fue espectacular ver tanta gente solidaria. No teníamos parientes en Mendoza, pero hubo dos matrimonios que cuidaron a mi padre hasta que volvió a San Juan”, comentó.

El relato de Norma se empapa de emoción, de imágenes de aquel momento, entre el espanto y la resiliencia, de recuerdos que quedarán en su memoria y en la de los sanjuaninos, que fueron capaces de reconstruir una ciudad que fue completamente devastada.