Rosales primero agredió a Ávila con trompadas y patadas, y luego tomó un trozo de hierro con el que lo golpeó en la cabeza y finalmente lo usó como arma blanca, provocándole una grave herida en el intestino delgado.
La víctima fue trasladada a su casa, pero debido a los fuertes dolores, sus padres lo llevaron al Hospital Marcial Quiroga, donde debió ser operado y permaneció en terapia intensiva.
El agresor fue detenido el 11 de julio a pedido del fiscal coordinador Francisco Micheltorena y del ayudante fiscal Emiliano Pugliese, de la UFI de Delitos Especiales. Desde entonces cumplió casi dos meses de prisión preventiva.
Sin embargo, en el marco de un juicio abreviado acordado con la defensa, la calificación legal cambió a lesiones graves. El acuerdo contó con el consentimiento de la víctima. La jueza de Garantías Flavia Allende homologó el convenio y condenó a Rosales a tres años de prisión en suspenso, por lo que recuperó la libertad.
La magistrada impuso reglas de conducta durante los próximos tres años, conforme al artículo 27 bis del Código Penal:
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Prohibición de acercamiento y contacto con la víctima.
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Tratamiento psicológico para el manejo de la ira.
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Adopción de un oficio o actividad laboral estable.
De esta forma, Rosales seguirá en libertad, pero bajo estricto control judicial.