Cómo se gestó la cirugía de Julieta
Sobre el caso puntual de Julieta Viñales, el médico explicó que la joven acudió a consulta en diciembre de 2019 con antecedentes de amigdalitis a repetición. Julieta buscaba operarse antes de las fiestas, pero Babsía le dijo que solo podía hacerlo en febrero.
La operación se concretó el 10 de febrero de 2020. Según su relato, duró alrededor de una hora y se utilizó una técnica habitual de amigdalectomía. “Saqué la amígdala izquierda y había mucho sangrado. Le dejé una gasa y luego pasé a la derecha, que también sangraba. Cautericé las arterias, pero continuaba la hemorragia. Finalmente la paciente no sangraba más y empezamos a despertarla”, sostuvo.
Tras la cirugía, dio instrucciones de posoperatorio tanto a Julieta como a su madre: reposo absoluto, dieta fría y sin alimentos que pudieran dañar la zona intervenida.
Las complicaciones posteriores
El viernes posterior a la operación, recibió una llamada por un nuevo sangrado. Explicó que, al revisarla, la paciente estaba consciente y sin sangrado activo, aunque con desprendimiento de una costra. Fue derivada al Hospital Marcial Quiroga y luego al Rawson.
El sábado siguió su evolución y, según relató, la volvió a controlar personalmente: “Le di un beso en la frente y le dije ‘nos vemos mañana, Juli’”. Sin embargo, al día siguiente Julieta debió ser intervenida de urgencia y, tras complicaciones, murió.
Entre lágrimas, Babsía afirmó: “La tragedia fue para los dos. La peor parte fue para la familia de Julieta, pero la tragedia fue para los dos”.
Responsabilidades en disputa
En su testimonio, Babsía apuntó a lo ocurrido en el Hospital Rawson. Sostuvo que, según los testimonios escuchados en el juicio, los profesionales que atendieron a Julieta no advirtieron que la joven estaba hipotensa. También deslizó que la intubación realizada allí pudo haber provocado una lesión que generó el sangrado fatal.
La querella, sin embargo, considera que la responsabilidad fue del propio Babsía por la cirugía practicada y el posterior seguimiento.
Otros testimonios clave
Durante el juicio también declararon otros profesionales. El otorrinolaringólogo Sebastián Lifschitz fue señalado como un testimonio clave por la querella, ya que habría aportado una mirada técnica distinta sobre cómo debía manejarse la situación. La anestesista que participó de la cirugía también declaró, aunque su aporte no fue considerado tan determinante.
El caso entró así en una etapa decisiva. La declaración de Babsía, esperada con expectativa, dejó planteada la tensión entre su versión, la de la familia de Julieta y la valoración técnica de otros especialistas.