García-Mansilla renunció ante el presidente Milei, que lo había designado en comisión por un año, por decreto, en el marco de la atribución que le atribuye la Constitución nacional, y llevaba 39 días como miembro de la Corte Suprema después de haber jurado ante sus pares, el pasado 25 de febrero.
Según la Casa Rosada, su mandato tenía vigencia hasta el 30 de noviembre, fecha del final del año legislativo, pero las presiones políticas tras al rechazo de los pliegos en el Senado, fueron más fuertes.
En su última jugada para defender la designación de García Mansilla, el Poder Ejecutivo había presentado un per saltum, como una manera de frenar la medida cautelar dictada por el juez federal Alejo Ramos Padilla, que tras el rechazo de los pliegos del Senado, ordenó al juez designado por Milei, que se abstenga de firmar nuevos fallos.
La presentación del per saltum, estuvo a cargo del procurador del Tesoro de la Nación, Santiago Castro Videla, con el objetivo de que la Corte Suprema ratifique la plena vigencia del decreto presidencial a través del cual se designó a García-Mansilla.
De esa manera, el Gobierno buscó que se suspendan los efectos de la resolución de Ramos Padilla, emitida luego de que el Senado de la Nación rechazara el pliego del magistrado nombrado en comisión.
El recurso de per saltum fue parte de una estrategia de la Casa Rosada para buscar una eventual salida elegante de García Mansilla, ya que en Balcarce 50 esperaban que la Corte ratifique la designación y la jura del magistrado.
Desde la Casa Rosada argumentaron que la presentación ante la Corte se realizó con el fin de “defender la constitucionalidad de la designación en comisión” de García-Mansilla.
Y dejó en la decisión personal del magistrado, la presentación de la renuncia, evitando que el tema derive en una crisis institucional.
En la mesa chica de la Casa Rosada sostenían este lunes que García Mansilla debe continuar en el cargo: "Ver a la totalidad de la intelligentsia del derecho (comunismo) en Argentina pidiendo la renuncia del Dr. Manuel García Mansilla refuerza la hipótesis de que debe quedarse en su lugar contra viento y marea", fue el mensaje difundido desde la cuenta en X atribuida al asesor presidencial, Santiago Caputo, uno de los principales operadores judiciales del Gobierno.
Las presiones políticas y judiciales que ponían en duda la legitimidad de su permanencia en el cargo, aceleraron la decisión que el juez evaluó durante el fin de semana, luego de la sesión del Senado en que la oposición votó por mayoría el rechazo al pliego de ambos jueces designados por decreto por el presidente, con 51 votos en contra y 20 a favor.
En cambio, en el caso del juez Ariel Lijo, el Gobierno lo daría por terminado, ya que el juez no llegó a asumir como miembro de la Corte, pero en Casa Rosada descartan reiniciar negociaciones para enviar nuevos pliegos, al menos antes de las elecciones legislativas de octubre.
El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, dijo en declaraciones radiales el sábado que no había ningún artículo de la Constitución que hiciera referencia a que García-Mansilla debía renunciar en las actuales condiciones y deslizó un mensaje a la Corte "que le tomó juramento y avaló de esa manera la designación por decreto".
La respuesta del jefe de ministros de Milei tuvo lugar luego de críticas lanzadas por otro de los miembros de la Corte, Ricardo Lorenzetti al señalar que él no hubiera aceptado asumir por decreto como si lo hizo García Mansilla.
De todas maneras, en el triángulo de hierro del presidente, señalaron que el rechazo de los pliegos no fue una derrota política, e insistieron en defender a los candidatos de Milei, se desentendieron de la decisión: "Es su decisión, aunque hubiéramos preferido que se quede García Mansilla y se vayan todos los otros", ironizó una alta fuente de Balcarce 50 este lunes negro en el que el Gobierno confirmó que por ahora no tiene previsto enviar nuevos pliegos al Senado para completar la Corte Suprema, por lo que el máximo tribunal seguirá funcionando con 3 miembros: Horacio Rosatti, Ricardo Lorenzetti y Carlos Rosenkrantz.