¿Es realmente amor o solo cercanía?
Según Armitage, muchas veces lo que se interpreta como atracción romántica es, en realidad, una reacción emocional amplificada por el entorno. “El trabajo crea intimidad sin que uno se dé cuenta. Hay confidencias, momentos de vulnerabilidad y apoyo emocional constante. Eso genera una conexión fuerte que no siempre es sostenible fuera de ese contexto”, explicó.
Además, la adrenalina de los proyectos, el reconocimiento compartido y el tiempo prolongado juntos pueden crear una sensación de complicidad que suele confundirse con enamoramiento.
“Incluso en la era industrial, ya se debatía sobre la atracción mutua entre las personas en el trabajo”, afirma Amy Nicole Baker, profesora de la Universidad de New Haven, experta en romance laboral y psicología organizacional. Ya en el siglo XIX, se hablaba de “comportamientos sin nombre” entre hombres y mujeres que comenzaban a compartir oficinas en los inicios del trabajo administrativo.
Lo que empieza bien puede complicarse
Aunque el romance en el trabajo puede vivirse como una experiencia intensa y positiva, los riesgos existen y no deben subestimarse.
Según Armitage, las consecuencias pueden ir desde rumores internos hasta conflictos serios en el rendimiento laboral o la reputación profesional. “Muchas personas creen que pueden manejarlo con madurez, pero cuando la relación cambia —o termina—, eso impacta directamente en el entorno laboral”, advirtió.
La psicóloga también explicó que algunas empresas tienen políticas explícitas que prohíben o regulan las relaciones entre compañeros, especialmente si hay vínculos jerárquicos. “No se trata solo de ética, sino de proteger la equidad, el respeto y el clima laboral”, subrayó.
Claves para manejarlo si te pasa
Si se inicia un vínculo romántico con alguien del trabajo, la comunicación clara y los límites son fundamentales. Armitage recomienda hablar abiertamente sobre las implicancias, mantener la profesionalidad y evitar que el vínculo interfiera en decisiones laborales.
“Lo más sano es definir cómo se va a actuar en horario de trabajo, qué se va a compartir y qué no. Y si hay desequilibrios de poder, considerar si es posible sostenerlo sin generar conflictos”, explicó.
Además, sugiere tener un plan de salida: “Pensar qué harían si la relación se termina, cómo lo abordarían en lo profesional. Tenerlo hablado de antemano ayuda a evitar daños mayores”.