La autonomía, la posibilidad de sumergirse en culturas locales y la atención a la seguridad y la hospitalidad son factores clave, especialmente para mujeres y minorías que valoran destinos con baja criminalidad y reputación amable.
Europa: naturaleza, historia y gastronomía
Europa se mantiene al frente de los destinos recomendados para turismo en solitario, gracias a paisajes imponentes, propuestas culturales y opciones de relajación. Islandia destaca por su terreno de apariencia lunar, termas naturales y oportunidades para observar auroras boreales, todo en un entorno reconocido internacionalmente por su seguridad y hospitalidad.
En Escocia, tanto Edimburgo como Glasgow ofrecen historia, arte y una efervescente vida nocturna. Los paisajes de las Highlands y construcciones como el castillo Glengorm proponen una desconexión profunda, accesible en trayectos cortos desde el resto del Reino Unido.
Portugal atrae con sus famosas playas, ambiente surfero y excelente gastronomía entre Lisboa y Oporto, así como con una amplia agenda de festivales y la tradicional música de fado.
Sobre este destino, Abigail Malbon, editora global de Condé Nast Traveler y exresidente de Lisboa, subraya: “Portugal es un país impresionante para recorrer en solitario; la hospitalidad y variedad de paisajes enriquecen cada experiencia”.
En el noreste de Italia, los Dolomitas se presentan como la elección predilecta para senderistas, con rutas que incluyen la desafiante Alta Vía 1 de 120 kilómetros, y refugios de montaña auténticos.
Por su parte, en Alemania, la región de Baviera reúne ciudades como Múnich y Núremberg, conocidas por su vida cultural y mercados, junto con propuestas de bienestar en zonas rurales.
Los Alpes franceses son ideales para quienes buscan disfrutar de deportes de nieve, senderismo o retiros tranquilos, mientras Estocolmo, en Suecia, combina seguridad, cultura y arquitectura escandinava, facilitando la autonomía y la exploración de museos y barrios históricos.
Belfast, capital de Irlanda del Norte, suma hospitalidad y oferta cultural, con lugares emblemáticos como el museo Titanic Belfast y pubs donde los visitantes reciben recomendaciones y charlan con los habitantes locales.
América: naturaleza salvaje y ciudades dinámicas
En el continente americano, los viajeros encuentran desde escenarios naturales exuberantes hasta urbes de ritmo vibrante. Costa Rica destaca por playas vírgenes y selvas, así como una arraigada conciencia por el turismo sostenible. Lugares como Tamarindo y La Fortuna fomentan la integración social y la práctica de deportes como kayak, ciclismo de montaña y senderismo, bajo el lema local de “pura vida”.
Nueva York es especialmente recomendable para quienes desean estar rodeados de actividad sin comprometer su independencia. La vasta oferta cultural y gastronómica es reconocida por su inclusividad. En palabras de Amber Port, editora de Condé Nast Traveler: “La ciudad es la mejor del mundo para comer solo, pues es normal tomar un bocado entre actividades”.
Las islas Galápagos, en Ecuador, proponen aventuras de alto nivel, con espectaculares avistamientos de fauna terrestre y marina. Nuevas opciones de cruceros ofrecen camarotes individuales para quienes buscan privacidad o socializar con otros exploradores.
En Canadá, la variedad abarca desde kayak en el río Nahanni a rutas en bicicleta y festivales culturales en Dawson, permitiendo combinar naturaleza y vida urbana en ciudades como Vancouver.
En el Caribe, la isla de Dominica es sinónimo de turismo responsable y aventura, con una comunidad que acoge a viajeros interesados en experiencias auténticas y accesibles.
Austin, en Texas, resulta amigable para socializar gracias a los food trucks y la música en directo. Lugares como Ladybird Lake o Barton Springs Pool permiten combinar deporte y contacto con la naturaleza en un entorno relajado.
Asia y Oceanía: cultura, accesibilidad y exploración
Entre los destinos asiáticos y de Oceanía, la accesibilidad, el dinamismo y la riqueza cultural son protagonistas. En Japón, la densidad urbana facilita el anonimato; desde ceremonias del té hasta retiros de meditación, la inmersión es total y la sensación de seguridad, constante.
Sophie Knight, editora visual senior de Condé Nast Traveler, relata su experiencia favorable recorriendo Japón sola y sugiere llevar herramientas de traducción para superar las barreras idiomáticas.
En Corea del Sur, la ciudad de Seúl invita a descubrir moda, tecnología y barrios artesanales, ideales para recorrer tiendas especializadas y adentrarse en la cultura pop local.
Tailandia combina propuestas de aprendizaje y relax, con cursos de cocina y yoga, en tanto la hospitalidad y la cobertura de rutas ofrecen confianza a mujeres o viajeros primerizos. Zonas como Chiang Mai y Bangkok sirven de base para explorar templos, playas o parques naturales.
Singapur sobresale por la integración de culturas y una seguridad sobresaliente; su ambiente cosmopolita y la variedad de mercados y museos hacen que “viajar por Asia” sin salir de la ciudad sea una realidad, pues el inglés es predominante.
En Australia Occidental, las rutas en coche o en tren —como la emblemática Indian Pacific de Sídney a Perth— garantizan autonomía, con la opción de alternar parajes extensos y la calidez de la interacción con locales y otros viajeros.
África: naturaleza, safaris y nuevas tendencias
El Delta del Okavango, en Botsuana, figura en la lista de Condé Nast Traveler como destino predilecto para mayores de 50 años que buscan experiencias exclusivas y turismo responsable.
Los safaris, la observación de grandes migraciones y la participación en cursos de identificación de fauna reflejan una tendencia al alza entre mujeres viajeras maduras, marcando el auge de los viajes transformacionales en etapas posteriores de la vida.