En una entrevista tiempo atrás, Paula relató con crudeza y dolor cómo vivió ese día. “No había señales de violencia. Leila nunca dijo que estaba expuesta a situaciones así. El 26 de junio fuimos a un cumpleaños, ella trabajó ese día y cuando volvimos me dijo que ya volvía. Fue la última vez que hablamos”.
Esa noche, Paula durmió con su nieta Ámbar, hija de Leila. Al día siguiente, al notar la ausencia de su hija, comenzó la búsqueda desesperada. “Me llamó la atención que no llevara a la nena al jardín. Empezaron a llamar amigos, conocidos. A las 4:30 de la tarde unos vecinos encontraron su cuerpo frente a mi casa. No podía creerlo”, recordó entre lágrimas.
El crimen fue esclarecido rápidamente. Al día siguiente, Paula supo que el autor había sido el padre de su nieta. “Sentí fuego en todo el cuerpo. Lo había mandado yo misma a buscar a la nena porque estaba en medio de los trámites. Mi nieta pasó sus primeras horas con la familia del asesino”, confesó.
Hoy, Ámbar vive con Paula, quien es su sostén, su guía y su refugio. “Ella me da la fuerza para seguir. Si ella no estuviera, no sé si yo podría. Soy la voz de mi hija y mientras esté viva, seré la piedra en el zapato de Pacheco”, aseguró la mujer.
Justicia por Leila. Paula Morales se presentó en Tribunales.
Con el paso del tiempo, Paula le explicó a Ámbar lo ocurrido. “Cuando me preguntó si era verdad que su papá mató a su mamá, le dije la verdad. Desde entonces, nunca más preguntó. Me pidió que su papá nunca la fuera a buscar”.
En este nuevo aniversario, Paula Morales volvió a hacer un llamado a las mujeres que están atravesando situaciones de violencia:
“Si te golpean, si te mandan al hospital, pensá en tus hijos, pensá en vos. Nosotras podemos. Agarrá el documento, la ropa y andate. Vas a poder sola.”
El caso de Leila Rodríguez es uno de los femicidios más recordados en San Juan y su historia sigue siendo una bandera en la lucha contra la violencia de género. Paula Morales, con el dolor a flor de piel, sigue transformando ese dolor en lucha.