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"Las empresas que no midan su impacto van a quedar afuera"

Gustavo Gómez, referente del Sistema B explicó en San Juan por qué el futuro empresarial exige equilibrar rentabilidad, impacto social y compromiso ambiental.

En los últimos años, el concepto de triple impacto dejó de ser un ideal teórico para convertirse en una demanda concreta del mercado. Empresas, bancos y organismos internacionales comenzaron a exigir criterios sociales, ambientales y económicos a la hora de evaluar riesgos, otorgar créditos o habilitar exportaciones. Gustavo Gómez —consultor, ex gerente general de GIRE y referente en gestión empresarial— pasó por San Juan y dejó una definición contundente: “Esto ya no es una tendencia. Es la nueva lógica del negocio”.

Con más de tres décadas en finanzas, tecnología y dirección de compañías, Gómez reconoce que su acercamiento al impacto social no fue académico, sino vivencial. “En GIRE veíamos diariamente cómo vivían millones de personas que usaban Rapipago. Esa realidad te atraviesa. Te obliga a repensar qué hace realmente una empresa y a quién sirve”, recordó. Ese punto marcaría el inicio de un proceso más profundo: empezar a medir no solo resultados económicos, sino también consecuencias sociales y ambientales.

El fin del discurso vacío

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Durante la charla, Gómez fue categórico sobre un fenómeno cada vez más cuestionado: el greenwashing. “Hoy la incoherencia se paga muy caro. Si comunicás que tenés responsabilidad social, pero tus procesos muestran lo contrario, la sociedad te expone”, aseguró. Y agregó: “Es preferible no decir nada a sostener un relato que no podés respaldar”.

Su advertencia tiene un motivo: la presión ya no proviene únicamente de consumidores o legislaciones, sino del propio sistema financiero. “Los bancos ya no están mirando solo balances. Están mirando cómo obtuviste esos números”, explicó.

La generación que acelera el cambio

Gómez también destacó el rol central de los jóvenes en esta transformación. “Hoy los chicos preguntan en una entrevista cuál es el propósito de la empresa. No quieren trabajar en un lugar que contradiga sus valores”, señaló. Esta nueva forma de elegir dónde trabajar, qué consumir y a quién confiarle el tiempo propio está generando una reconfiguración cultural dentro de las organizaciones.

El llamado a medir

Para el consultor, el primer paso para cualquier empresa que quiera adaptarse es simple y accesible: medirse. “El test de Sistema B es gratuito y te permite entender dónde estás parado. Son 140 preguntas que incomodan, pero te ordenan”, dijo.

Gómez mantuvo reuniones con Banco San Juan, la Bolsa y distintos grupos empresarios durante su visita. En cada encuentro, repitió una idea que resume su planteo: “No hay nueva economía sin nueva empresa. Y la nueva empresa es aquella que piensa su impacto desde el minuto uno”.