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Cuáles son las acciones para tener agua hasta diciembre

En sequía, la correcta planificación hídrica resulta clave, teniendo en cuenta las reservas de agua actuales, utilizables para abastecer a las diferentes demandas.

En ciclos de escasez hídrica como el actual, cada copo de nieve que cae en la cordillera genera altas expectativas. Todos los ojos están puestos sobre el manto blanco que decora nuestro cordón montañoso. No obstante, es necesario saber que, como ya lo han expresado funcionarios y funcionarias del Departamento de Hidráulica (DH), esa nieve no se traduce como equivalente a agua ni en cantidad ni en la oportunidad.

Las precipitaciones níveas se presentan en un grado diferente a la temporada anterior, pero eso no significa que inmediatamente se pueda disponer de más cantidad de agua. Esa nieve comenzará a derretirse con la llegada de la temporada estival y se transformará en agua disponible en los embalses recién en diciembre y enero próximos. Por lo cual sólo se cuenta con las reservas actuales utilizables para abastecer a las diferentes demandas de agosto a diciembre.

Los 3 diques que se encuentran sobre el río San Juan (Caracoles, Punta Negra y Ullum) suman una capacidad máxima de embalse de 1330 hm3, pero actualmente, el agua sólo alcanza el 18% de esa capacidad.

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Como se ve, este año, el volumen de agua disponible en esos embalses, para todos los usos, es considerablemente menor que en los años anteriores.

Es importante señalar que los volúmenes están condicionados por los niveles de seguridad propios de cada presa que es fundamental mantener para resguardo de toda la población. La situación de los embalses induce a una gestión muy cuidada puesto que al nivel actual, no se dispone volumen suficiente para satisfacer todas las demandas y es necesario cuidar el uso prioritario: el agua potable.

Es por eso que aún cuando las precipitaciones níveas sean copiosas y eso se convierta en agua durante el verano, deberá destinarse recurso hídrico para fortalecer las reservas en los diques: para asegurar el agua potable, para asegurar una distribución de agua de riego sostenible en el tiempo y para recargar el acuífero.

Es decir que será necesario administrar el recurso en función de una planificación que considere diferentes escenarios, puesto que años hidrológicamente pobres podrían volver a presentarse y para eso es necesario estar preparados.