El primer episodio ocurrió mientras el condenado llevaba al hospital a la víctima y a su hijo, para que atendieran al pequeño. En el camino, Castro la comenzó a insultar, amenazar y a achacarle que dejaba a los hijos solos: “Sos una p… cuando te pille sola, te voy a matar. No servís para nada”. Inmediatamente, el violento le dio golpes de puño en el rostro y al llegar al hospital, no la dejaba bajar a la mujer y tampoco al niño. La víctima logró acudir a la guardia del nosocomio, quien a su vez llamó a la policía. Luego de hacer atender a su hijo, radicó la denuncia.
El segundo ocurrió días después, cuando Castro ya tenía una perimetral que le prohibía acercarse a la víctima. El sujeto se hizo presente en la casa de la denunciante pidiendo ver a su hijo, y la mujer le advirtió la situación de la perimetral. El violento ingresó por la fuerza hasta la habitación de la víctima y le dijo “te voy a matar a vos”, y le dio un golpe d puño en las mamas. Un familiar intervino, logró calmar a Castro y que se fuera de la vivienda.
La tercera denuncia tuvo su origen cuando la mujer dejó a su hijo en la casa de los padres de Castro. Cuando regresó más tarde a buscarlo, el condenado apareció y la insultó repentinamente, amenazándola: “Te voy a prender fuego con todos los niños adentro”. Sin decir nada, la mujer tomó a su hijo y se fue del lugar, por miedo a que el violento pudiera hacerle daño a ella o al pequeño.
Finalmente, luego de tres denuncias, el sujeto asumió su responsabilidad y fue condenado en juicio abreviado a una pena de cumplimiento condicional, sin prisión.