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Este año, el consumo de carne cayó un 12%

El consumo interno aparente de carne vacuna tuvo en noviembre el registro más bajo de los últimos 22 años.

En los primeros once meses de 2024, el consumo de carne vacuna por habitante en Argentina fue equivalente a 47,4 kilos/año, registrando una caída del 11,1% respecto al mismo período de 2023, lo que equivale a 5,9 kilos menos por persona al año, según un informe de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (CICCRA).

El promedio móvil de doce meses hasta noviembre de 2024 se ubicó en 47,0 kilos/año, con una baja interanual del 12,4% (6,6 kilos menos por habitante). Este descenso posiciona al consumo interno aparente en su punto más bajo de los últimos 22 años, con una absorción doméstica estimada en 2,038 millones de toneladas res con hueso (tn r/c/h), un 10,1% inferior al mismo período del año anterior.

Exportaciones en alza pese a la caída del mercado interno

En contraste con el consumo interno, las exportaciones de carne vacuna marcaron cifras récord. En octubre de 2024, los envíos totalizaron 56,2 mil toneladas peso producto (tn pp), reflejando una caída mensual del 6,6%, atribuida principalmente a la normalización de envíos hacia Israel tras un pico histórico en septiembre.

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No obstante, en términos interanuales, las exportaciones crecieron un 39,8%, impulsadas por mayores ventas a China, Israel, Estados Unidos, México y Alemania. Entre enero y octubre de 2024, los envíos alcanzaron un máximo histórico de 528,1 mil toneladas, un 14,5% más que en el mismo período de 2023.

La faena y la sequía, factores determinantes

Durante los primeros once meses del año, 369 establecimientos faenaron 12,67 millones de cabezas, lo que representa una baja del 5,7% respecto al mismo período del año anterior (761,5 mil cabezas menos). Este nivel de actividad ubicó al 2024 en el puesto número 11 entre los últimos 45 años, seis posiciones por debajo del registro de 2023.

Según CICCRA, esta disminución está directamente relacionada con los efectos de la sequia extrema de 2023, que obligó a una venta anticipada de hacienda, redujo el stock de vientres y afectó negativamente la preñez y parición de terneros, especialmente durante la primera mitad de 2024.