El alegato contundente de la fiscal Laura Battistelli, con la tijera que usó la acusada para amputarle los genitales a su amante en sus manos, fue fundamental para lograr esa sentencia. “Todo el mundo fue a contener a la víctima, que era la señora (por Brenda). La otra persona perdió un testículo, que se le cayó y lo metieron en una bolsa con hielo. La víctima era él”, argumentó entonces.
Y completó: “Brenda ni siquiera le tuvo pena. Si yo lo quiero lastimar y se me fue la mano, lo ayudo. Ella nunca abandonó la frialdad porque lo quería muerto”.
A siete años del brutal ataque, Battistelli repasó el caso y afirmó: “El alegato fue muy duro porque hablar para un jurado popular no es igual que hablar para jueces técnicos”. En este sentido explicó que la decisión de exhibir la tijera fue la manera que encontró de “trasladar al jurado la situación del hecho con un lenguaje gráfico”.
“En ese momento, por la cara de los jurados, supe que se había acabado el juicio”, recordó la fiscal, sobre el impacto que causó. Y completó: “Ahí entendieron que todo lo que ella (Barattini) había construido, en la práctica se caía”.
Un juego sexual y un ataque a traición
Tanto Brenda como “S.F.” tenían sus respectivas parejas, pero mantenían una relación clandestina que estalló a las 22.35 del sábado 25 de noviembre de 2017 en el departamento que ella tenía en Nueva Córdoba.
“En el juicio se probó que ella se había hecho ilusiones con esta persona, con que la situación en algún momento avanzara”, señaló la fiscal. Sin embargo, en esa época la víctima sufrió un fuerte golpe del destino que terminó con cualquier posibilidad de que eso ocurriera.
“‘S.F.’ tuvo un bebé prematuro que murió justo en ese período”, apuntó Battistelli, y agregó: “En medio de ese torbellino emocional, él decidió terminar con la relación y ella no estaba dispuesta”.
El hombre era músico y tocaba en la misma banda que el hermano de Brenda. La supuesta devolución de un instrumento que él había dejado en la casa de su amante fue la excusa para que ella pudiera poner en marcha su venganza. “Planeó el encuentro sexual de despedida y aprovechó para atacarlo”, indicó la fiscal.
Ese sábado, mientras tenían relaciones sexuales, ella le propuso un juego. Le tapó los ojos con un antifaz de color gris y, en ese estado de vulnerabilidad en el que se encontraba él, sacó la tijera de podar que guardaba debajo de la cama y lo cortó.
“En los 25 años que llevo como fiscal de cámara jamás vi una escena con tanta sangre como esta”, manifestó Battistelli a TN. En esta línea, sumó: “El primer policía que llegó al lugar contó que se patinaba con los borceguíes”.
Las versiones de Barattini y una búsqueda en Google que la delató
En su primera declaración, Brenda Barattini dijo que “S.F.” había intentado violarla y que ella se defendió con lo que encontró a mano. Pero cuando las pruebas y los testimonios empezaron a acorralarla, planteó el móvil de la difusión de los videos íntimos.
“Me proponía sacarme fotos y a mí me molestó mucho que le mostrara eso (a otros hombres). No tenía por qué hacerlo. Quedé expuesta. Toda mi carrera se había arruinado. Yo jamás había hecho un video con nadie”, afirmó la arquitecta.
Después, el avance de la causa fue desdibujando su testimonio y la dejó en jaque. Una de las pruebas que surgieron en su contra fue el historial de búsquedas que la imputada hizo en Google. “Buscó ‘Cómo borro mensajes’, ‘cómo cortar un miembro’. Buscó eso meses antes. No cuando él supuestamente la violó”, alegó la fiscal en el juicio.
Otro elemento contundente fue una agenda que encontraron en el departamento de Barattini, en la que ella había escrito de puño y letra llamativas anotaciones que apuntaban también a una venganza premeditada.
“Bisturí”, “cortarle”, “cinta...”, “su celular”. Son algunas de las palabras que había escrito y una frase final: “Pedir ayuda”.
“Buscó con Google, fue a comprar la tijera, la puso debajo de la cama... lo planeó todo, no fue una cosa súbita. Lo que la desencuadró fue el desenlace: que él sobreviviera al ataque”, reafirmó ahora la fiscal.
El desenlace “inesperado”
En ese caótico momento, Brenda salió a pedirle ayuda a los vecinos porque había sufrido un presunto ataque sexual. “Él podría haber muerto desangrado y si hubiera fallecido, era la palabra de ella. No había otra perspectiva”, señaló la fiscal.
El primer obstáculo con el que se topó el plan criminal fue que una de las vecinas que acudió al pedido de auxilio era médica. Entonces, la mujer pudo asistir inmediatamente a “S.F.” y evitó la fatalidad.
“Cuando llamó a la ambulancia pidió que vinieran con sangre para hacerle una transfusión durante el traslado”, agregó Battistelli sobre el accionar de la profesional. Al llegar al hospital, otra “causalidad” se alineó con la primera. “En la guardia justo había un urólogo, que había ido a reemplazar al médico que estaba de turno”, indicó.
El testimonio del novio de Barattini terminó de incriminarla. El joven contó que cuando llegó al departamento, encontró a “S.F.” herido y a Brenda, sentada en la cama. Declaró que ella le aseguró que ese hombre había querido violarla y después le pidió que lo matara.
“Le dio un bisturí y le dijo ‘matalo si me querés’. Eso lo contó el novio y también lo escuchó el encargado del edificio”, destacó la fiscal. Fue la estocada final para derribar la coartada y cambiar la carátula de la causa.
Las últimas palabras de Brenda Barattini
“Yo me jodí la vida. Jamás en mi vida hubiese querido matar a alguien. No fue mi intención y pido que se haga justicia. Estoy muy arrepentida con lo que hice”, dijo Brenda Barattini en sus últimas palabras en el juicio, antes de conocer la sentencia.
“Quiero seguir con mi vida normal. Estoy muy arrepentida. Jamás hubiese querido matar a alguien, jamás”, insistió.
En los alegatos, sus abogados defensores, Lucas de Olmos e Iván Sironi, pidieron que el hecho fuera calificado como “lesiones gravísimas”, un delito cuya pena es de tres a diez años de cárcel.
“Cambié”
“S.F.” estuvo ocho días en coma inducido tras la agresión y después permaneció semanas en su casa con curaciones a cargo de su pareja. “Tengo secuelas por todos lados...Lo compenso con estar vivo, sentí que volví a nacer. “, expresó la víctima en su declaración en el juicio.
Cuando la fiscal Laura Battistelli le preguntó cómo se sentía frente al espejo, él respondió: “Cambié”. “Mi pito quedó distinto y mi mente ya no es la misma, cambiaron las ganas y la frecuencia de orinar. Cambié porque alguien me mutiló, alguien me destrozó”, añadió.
Aunque pasaron varios años desde ese momento, la fiscal recuerda la impresión que le causó aquel hombre como si hubiera sucedido ayer. “Lo vi como un tipo acabado”, describió.
El hombre habló además de las secuelas psíquicas y dijo que sufrió estrés postraumático, ataques de pánico diarios, tristeza, evitación de actividades, estado de hiperactividad, incremento de los niveles de sobresalto, crisis de ansiedad, insomnio, dificultades de reconocimiento.
También quedó estéril. Y pese a todo, resaltó la fiscal, “hasta el último momento le preguntó a ella por qué le hizo eso si no era una mala mina”.
La condena
Un jurado popular resolvió en forma unánime que ese hecho representó un intento de homicidio, agravado por alevosía, y el Tribunal N° 2 de la Cámara del Crimen cordobesa la condenó a la pena de 13 años de prisión en 2019.
El mismo fallo dispuso además que Barattini le pagara a la víctima $ 493.665 en concepto de daño emergente, lucro cesante pasado y daño moral.
“Barattini era una chica sin antecedentes con un desdoblamiento de la personalidad desde el punto de vista de conductual”, explicó por último la fiscal Battistelli. Y agregó: “Tenía dos mundos de vida, que se llevaban simultáneamente, pero no se compartían”.
Como muestra de ese contraste, recordó la sensación que le produjo verla en el juicio. “Apenas entré no la reconocí por las imágenes que tenía de ella misma en el celular”, sostuvo la fiscal, en alusión a las fotos y videos íntimos que Barattini intercambiaba con distintos hombres, según revelaron las pericias telefónicas.
Y cerró: “En el tribunal se presentó con dos colitas y un pullovercito de Hello Kity, parecía una nena de 12 años”.