Finalmente, la Sala II de la Cámara Penal condenó a prisión perpetua a Irina Carrión, la joven que en 2016 mató a su hijo recién nacido y lo tiró a un balde de 20 litros en la llamada "Esquina del Sauce", en Santa Lucía.
Durante el juicio, la defensa de la joven acusada insistió en que todo su accionar lo hizo bajo un estado de "inimputabilidad transitoria". Es decir que, en el momento de cometido el aberrante hecho, la joven no entendía la criminalidad de su acción. La agresora quedó embarazada producto de una violación (perpetrada por su tío), las condiciones socioeconómicas de esta mujer eran extremadamente precarias y a eso se le suma el hecho que mantuvo oculto el embarazo durante los 9 meses. En contraposición, la fiscal Leticia Ferrón de Rago solicitó la prisión perpetua. Finalmente, el juez Atenágoras Vega sentenció en sintonía con lo pedido por la Fiscalía.
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Un estudio psicológico confirmó que la joven fue consciente de lo que le hizo a su hijo en julio de 2016. Cuando luego de estrangular al recién nacido, lo metió en un balde de 20 litros y lo arrojó en el fondo de un vecino. El cuerpo del bebé fue hallado los primeros días de agosto.
Desde ese momento se abrió una investigación y la propia familia de Irina decía desconocer que ella hubiese dado a luz, porque no sabían que estaba embarazada. Hoy finalmente la Justicia determinó que la joven de 20 años deberá cumplir la máxima de las penas que establece el Código Penal.