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La decisión de Claudia Moya que desconcertó a la Justicia: puede zafar de la perpetua

Hablar. Esa fue la clave para que la acusada de matar a su marido deje una sensación de duda entre los responsables de dictar sentencia. Su testimonio sorprendió a más de uno, incluso hasta al juez de instrucción que la mandó a juicio sin escuchar su versión. Hay coincidencias en su relato.

/// Por María Eugenia Vega

Lo que llegó a la sala III como un firme pedido para sentenciar a Claudia Antonella Moya, por el homicidio agravado por el vínculo de su marido Alfredo Turcumán, hoy se empañó de dudas que podrían revertir la dura condena a la que estaba encaminada la imputada. Hasta una prisión perpetua, Moya podría recibir, pero su testimonio movió las aguas de un río que corría sólo en una dirección. Que la joven hablara por primera vez en un año, que fue lo que duró el proceso en su contra, despertó sospechas de si realmente actuó bajo las circunstancias del momento y no con la intención de darle muerte a su marido. Entonces, es posible que la estrategia defensiva se incline por el pedido de la absolución por legítima defensa o que busque atenuar la pena por tratarse de un episodio circunstancial, no premeditado.

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Lo cierto es que no se trata solamente de un capricho de la defensa sino que el peso de la prueba se inclina a favor de cómo sucedieron los hechos verdaderamente, y lo que dijo Moya coincide con algunos puntos de la evidencia presentada. Por ejemplo, la posición del cuchillo en razón a su ingreso en el cuerpo de Turcumán es coetáneo a lo que relató Claudia. Que ella agarró el cuchillo para defenderse de un ataque inminente porque "él venía a pegarle" y que el cuerpo de Turcumán se abalanzó sobre ella, entonces fue ahí cuando el cuchillo ingresó con mayor fuerza. Esta versión no sonó alocada para el tribunal, quien lo evalúa seriamente.

Otro de los puntos que resultaron coincidentes fueron los audios del 911, cuya primera parte reveló este medio, con respecto a lo que dijo Claudia sobre lo que pasó esa noche. Que después de herirlo (ella dijo que lo hirió en el hombro, pero que nunca se imaginó que le provocó una lesión grave) se fue a acostar con sus hijas. Que vio a Alfredo llegar a la habitación con su celular (se presume que ya había llamado al 911) y que después de verlo desvanecerse junto a la cama comenzó a gritar desesperada por ayuda. El relato no es incoherente, por eso la Fiscalía prometió actuar con cautela. Se sabe por múltiples testigos de la relación extremadamente violenta que mantenía esa pareja, también consta en el expediente que Claudia estaba embarazada cuando se registró la tragedia. No es descabellado pensar, entonces, que ella pudo haber actuado en legítima defensa, o por lo menos que la parte acusada trate de remarcar este aspecto. En este caso, podría resultar absuelta. De lo contrario, se enfrentará a una pena grave.

Mientras tanto seguirá el desfile de testimonios en Tribunales. Para este viernes se espera la palabra de Luján Turcumán, la hermana de Alfredo, su marido Fernando Chicahuala (cuñado del occiso), el jefe de Turcumán, Alejandro Fasoli; que iban a testificar este jueves, pero por razones de tiempo no pudieron hacerlo.

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