Las huellas incluyen al menos 21 impresiones aisladas de manos y cuatro de pies. Las de las manos imprimen la marca de tres dedos y muestran una marcada asimetría, mientras que las huellas del pie revelan impresiones de tres dedos y una forma casi rectangular a casi triangular. Luego de compararlas con otras huellas de pterosaurios, encontradas en diferentes partes del mundo, se pudo reconocer que las estudiadas tendrían una morfología que, en principio, sería única en su tipo. Además, se encuentran asociadas a estrechos surcos interpretados como marcas dejadas por las garras de las manos y los pies de los pterosaurios, un detalle poco común en el registro fósil.
“Se trata de un hallazgo de relevancia, teniendo en cuenta que no hay mucho registro de reptiles marinos en esta unidad geológica y este sería el primer registro de ictiosaurios para esta localidad”, explicó Gutiérrez en declaraciones consignadas en el portal de noticias del Gobierno provincial. En este sentido, el paleontólogo explicó que “entre Chos Malal y Andacollo podemos observar rocas de la Formación Los Molles que se depositó en un período de 165 a 180 millones de años y que revela la primera ingresión marina desde el océano Pacífico en la Cuenca Neuquina, dejando capas con fósiles de origen marino”.
Ante este hallazgo, se tomaron muestras de roca para realizar análisis micropaleontológicos que ayudarán a determinar la antigüedad de los restos. “No es raro que se encuentren vértebras y costillas de ictiosaurio en algunas formaciones geológicas marinas de la Cuenca Neuquina, pero la presencia en esta unidad y la posibilidad de que se hallen otros elementos del esqueleto justifica que se realice el rescate del resto del animal que aún se encuentra enterrado”, indicó Chaumeil Rodríguez.
Este estudio representa uno de los pocos registros de huellas de pterosaurios en Sudamérica e incluso del hemisferio sur. En lo que fue el supercontinente de Gondwana, que incluía los actuales territorios de América del Sur, África, Antártida, Australia e India, solo se conocen huellas de pterosaurios en Marruecos y Argentina. Si bien, una posibilidad es que el escaso registro de huellas sea preservacional, es decir, que no se hayan dado las condiciones adecuadas para que se preserven, se cree que lo más probable es que sea una falta de búsqueda para su estudio. “El registro de huesos de pterosaurios es significativamente más abundante y conocido en Argentina y en el resto de Gondwana que el de huellas, por lo que a partir de este tipo de evidencia osteológica ya se tenía una idea de la distribución de estos reptiles voladores. Sin embargo, a diferencia de los restos óseos que al morir pueden ser transportados por un flujo de agua o por otros animales, el registro de huellas tiene la particularidad de no sufrir transporte. De esta manera, las impresiones que suelen preservarse in situ brindan una evidencia más precisa sobre el ambiente en el que vivían”, detalló el investigador.
FUENTE: Infobae